Capítulo XLVI

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Íbamos en una suburban oscura, Noah y Alec iban adelante mientras el resto de los chicos iba atrás con nosotros.
Cuatro armas apuntándonos y mi corazón latiendo con frenesí, estaba asustada, estaba aterrada. Aunque todo este tiempo intenté prepararme para este momento no podía creer que de verdad estuviera pasando. Estábamos atrapados y los chicos estaban heridos, sentía que la cabeza me daba vueltas y no era el hecho de ver la sangre que ensuciaba sus cuerpos, era el hecho de verlos heridos y vulnerables.

Jayden me mantenía cerca de su cuerpo mientras que yo abrazaba a Skyler quien sollozaba sosteniendo el cuerpo malherido de Jake, su situación me preocupaba muchísimo más que la del resto, era el único que había recibido una bala en el abdomen y la chaqueta que cubría su herida estaba casi empapada de sangre mientras hacía todo lo posible por quedarse despierto.

Sentía una incertidumbre abismal combinada con un terror catastrófico, sabía que el auto estaba moviéndose pero sentía que no avanzaba, llevábamos demasiado tiempo moviéndonos y eso solo lograba aterrarme aun más.

Me giré a mirar a Jayden y noté algo en sus ojos más allá de la ira evidente que estaba sintiendo, algo que jamás había visto antes, terror. Miraba mi herida mientras su cuerpo temblaba, y su mandíbula estaba tan endurecida que escuchaba sus dientes rechinar mientras su respiración era tan pesada que podía jurar que era capaz de reventarse la caja torácica.

La bala que había llegado hasta mí sólo me había rozado la pierna, claro que ardía, y mucho, pero gracias al cielo no estaba herida. No estaba preocupada por mí, estaba preocupada por todos.

Me apegó un poco más a su cuerpo, acercó sus labios a mi oído, podía sentir el aire caliente que salía de su nariz y casi podía escuchar su corazón saliéndose por su boca.

—Lo siento.

El dolor en su voz me había dolido más que la bala.

—Que patético —farfulló Sage rodando los ojos.

—Cierra la boca, Hogan —escupió con rabia—, eres una traidora.

Su mirada verdosa se dirigió hacia Finn quien la miraba con una dureza escalofriante, rió.

—Te equivocas, Finn —suspiró—, analicé las probabilidades y decidí abandonar al equipo perdedor y unirme al lado que de verdad tenía todas las de ganar.

—Sí, esa es la definición de traición —dijo Scott.

—Ya cierren la boca —espetó Tyler y no tuvimos más opción que callarnos.

El auto dejó de moverse y supe que habíamos llegado porque mi frecuencia cardiaca se disparó, las puertas se abrieron y bajamos, no sabía ni siquiera que era este lugar, lucía como un almacén abandonado cerca del bosque, bastante cliché, bastante tétrico. Avanzamos con las armas en la espalda, Skyler se abrazaba con fuerza a mí mientras Aaron y Mason cargaban el cuerpo de Jake.

El interior de aquel lugar no lograba más que ponerme los pelos de punta, estaba oscuro, la escasa iluminación apenas alcanzaba para alumbrar una pequeña área que no nos permitía ver casi nada, podía escuchar unas gotas caer y las luces parpadear, el corazón se me estaba paralizando. Teníamos las armas de todos en las espaldas, Alec y Damon apuntaron a Jayden y lo alejaron del resto, sentí que me arrebataban los pulmones, quise moverme en un impulso pero antes de que lo hiciera Jayden me miró a los ojos, me sonrió con delicadeza, quería decirme que estaba bien, pero todos sabíamos que no lo estaba.

—Es un gusto volver a verlos.

Mi mirada se dirigió rápidamente hacia le cuerpo que se aproximaba a nosotros y sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo cuando se acercó a Skyler y a mí, nunca lo había visto tan cerca, era alto al igual que todos pero su musculatura era mucho más notable que la del resto, tenía tatuajes que le cubrían todo el cuerpo menos la cara, su alineada sonrisa se mostraba divertida y sus ojos claros mostraban una oscuridad de muerte.
Habían dejado de apuntarnos, menos a Jayden.

CustodioWhere stories live. Discover now