Capítulo XL

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Jueves 12 de mayo del 2016

El clima en Quebec era muy parecido al de Toronto, pero sin duda las mañanas eran mucho más bonitas.

Nos encontrábamos todos desayunando en el restaurante del hotel, las paredes eran de un color claro y tenían unas ventanas enormes por las que se reflejaba el sol, había un montón de personas alrededor hablando y riendo. Todo parecía una escena de película. Tranquilo y armonioso.

Justo a dos mesas de nosotros había un grupo de jóvenes de no más de 25, dos chicas y un chico, se reían como si hubieran escuchado el chiste más gracioso del mundo, sus risas llegaban hasta nuestra mesa pero lejos de molestarme me acariciaron el corazón. Sólo podía pensar en Ethan y Skyler y en cuánto deseaba que pudiéramos disfrutar de una salida así como antes, sin preocupaciones. Luego de varios segundos un cuarto chico se sentó en la mesa, no sin antes dejar un tierno beso en el cabello de una de las chicas, eran dos parejas. Sonreí con melancolía, me pregunto si alguna vez podré tener algo así.

—Jayden, ¿no vas a comer nada?

La pregunta de Scott me sacó de mi burbuja de pensamientos haciéndome voltear instantáneamente hacia él, sus ojos verdes miraban directamente hacia el chico a mi lado.

—Me parece que hay algo que le interesa mucho más que la comida —se burló Aaron mientras cabeceaba discretamente hacia mí.

Giré la mirada para ver como los bonitos ojos azules de Jayden estaban posados sobre mí mientras una sonrisa delicada enmarcaba su rostro.

Sentí como me revoloteó el estómago y me vi obligada a carraspear para alejar la vista del grupo de chicos en la mesa que me miraban divertidos.

Apenas notó mi incomodidad se irguió en la silla y colocó ambos codos sobre la mesa para llamar la atención de todos los ahí presentes, con una pequeña sonrisa burlona en los labios, idiota—: Terminen de comer, hay unas cosas que tenemos que ver antes de irnos de aquí.

Los chicos volvieron sus miradas a sus platos con una sonrisa burlona en los labios, tuve que desviar la mirada hacia la ventana para evitar lanzarles una mora a la cabeza.

Había pasado una semana exacta desde que llegamos, las cosas habían estado muy tranquilas, Jayden y los chicos pasaban la mayor parte del día en una de las habitaciones haciendo no sé qué tantas cosas, de vez en cuando salían a hacer quién sabe que tanto y casi al terminar el día nos reuníamos para cenar todos juntos, un par de ocasiones Jayden se escabulló para llevarme a dar un paseo, pero fuera de eso estuve casi toda la semana encerrada en la habitación del hotel viendo películas y series.

En Toronto todo parecía bastante tranquilo, Sky se encargó de mantenerme al tanto de todo, pero no había mucho qué decir, Ethan solo iba a la universidad y Alec no volvió a aparecer después de aquel incidente, todo parecía estar en orden.

Unos toques en mi puerta interrumpieron mi película, me levanté de la cama, no sin antes pausar a Sam Claffin un segundo antes de irse a USA y dejar a una embarazada Lily Collins en Inglaterra y caminé para abrir la puerta, Jayden se encontraba recargado en el marco con una sonrisa en los labios.

—¿Lista para irnos?

Asentí—: ¿y los demás?

—Bueno —alargó—, los chicos aún tienen que arreglar unos últimos detalles, así que tú y yo nos adelantaremos, ¿estás bien con eso?

—¿Tú estás bien dejando a ese quinteto de amigos tuyos solos en Quebec? —arqueé la ceja.

Rió—: Creo que pueden defenderse.

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