Capítulo XLVII

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Jayden descansaba sobre mis piernas, acariciaba su cabello con tanta delicadeza como si fuera de cristal, tenía miedo de lastimarlo aún más.

Llevábamos varias horas encerrados, hace varios minutos nos habían traído un par de cosas para curar las heridas de Jayden. Las limpié con cuidado, su rostro estaba libre de sangre, pero aún estaba deshecho. Habíamos retirado su camisa para curarle las heridas debajo de ella, su torso estaba lleno de hematomas de tantos tamaños, de tantos colores. No tenía que ser una experta pasa saber que tenía las costillas fracturadas.

—Hey —lo moví con delicadeza e instantáneamente volvió a abrir los ojos. No quería que se durmiera, tenía tanto miedo de que cerrara los ojos porque no tenía la certeza de que volvería a abrirlos.

—Estoy despierto —murmuró, posó su mirada sobre la mía, pude apreciar los derrames alrededor de su escalera—. Dime qué te hizo.

—Nada, estoy bien. Tú eres el que me preocupa.

Bufó por lo bajo—: Lo siento.

—Ya deja eso, Jayden, por favor.

Intentó volver a hablar pero el dolor se lo impidió, sabía que cada palabra que pronunciaba le cobraba una factura. Mason se acercó a nosotros.

—Carajo, Jayden, de verdad te ves terrible.

—Sigo siendo más guapo que todos ustedes.

No pudimos evitar soltar una pequeña risa entre todo nuestro miedo. Era increíble que estaba malherido y su ego seguía intacto.

Pronto volvimos a angustiarnos, Jayden giró su cabeza un poco para mirar al pelinegro tendido en el suelo al lado de Skyler.

—¿Cómo está?

Aaron negó—: No muy bien.

Mi corazón estaba deshecho, Jake de verdad estaba muy mal, su piel pálida, sus labios comenzaban a verse grisáceos, su mirada estaba apagada y cada vez reaccionaba con más lentitud a los intentos de todos por mantenerlo despierto. Había perdido tanta sangre que tenía miedo de que ya no tuviera suficiente para sobrevivir. Por otro lado, estaba casi segura de que aunque Jayden no estaba empapándose de sangre internamente no estaba bien.

No sabía cuánto tiempo podrían sobrevivir así, no sabía si saldríamos pronto de esta, y si lo hacíamos, no sabía si sería a tiempo. De verdad los estábamos perdiendo.

Ethan se aproximó a la celda, nos miró a Sky y a mí e inmediatamente Finn y Scott sustituyeron nuestros lugares para poder acercarnos a él, lo miramos, su mirada reflejaba un dolor tan profundo que podías llorar de tan solo verlo.

—No puedo creer que estemos en esta situación —soltó con pesar. Miró mi rostro—. Lamento lo que pasó con Alec, te juro que jamás lo creí capaz de hacer cosas como las que ha hecho últimamente, no parece ser la misma persona que conocíamos.

Negué—: No es tu culpa, Eth.

Ahora dirigió su mirada a Skyler, pude sentir el dolor de su corazón atravesarme como un montón de cristales afilados, sabía que verla aquí era lo que le dolía más que todo.

—Perdóname, dulzura, sé que no te merezco.

Skyler chistó—: No digas eso, Ethan, nada de esto es tu culpa, sabes que te amo, y eso no ha cambiado.

Los ojos azules de Ethan comenzaron a humedecerse y se me partía el alma por verlo así. Acarició la mejilla de Sky con la mayor de las dulzuras.

—Vamos a salir de esta, te lo prometo, todo va a ser como antes.

Se acercó para besar con suavidad sus labios, para este punto, las lágrimas de Sky ya habían empapado sus ojos, Ethan se giró a mirarme.

CustodioWhere stories live. Discover now