Capítulo 21

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"No anheles felicidad porque crea infelicidad y nada más."

Chiara

¿Sabes lo qué se siente esperar por una señal que no estás segura si llegará?, ¿sabes lo qué es mantenerte anhelando un momento que solo existe en tu mente y nada más?, como se siente soñar con cosas que sabes que no se cumplirán jamás. Porque yo sí.

Yo sí sé lo que se siente estar atrapado en un círculo vicioso donde lo único que te mantiene vivo es la ilusión de que un día las cosas van a ser diferentes, de que quizás un día, despiertes de la pesadilla que has estado viviendo con los ojos abiertos.

Así es la vida para los enfermos, una ilusión. La esperanza que un día todos tus problemas se resolverán tras una serie de fantásticos sucesos que no pasan en la vida real, pero a que decir verdad ayudan a mantenerte respirando.

Porque seamos sinceros inventar nuestra propia realidad ayuda a no odiar tanto la que te toco.

Así me he mantenido durante las ultimas horas, esperando una señal. Más bien una llamada o un mensaje. Cualquier cosa que venga del chico de hipnotizantes zafiros brillantes.

Y es estúpido y patético encontrarme tan desesperada por eso, pero es que no se imaginan todo lo que veo cuando sus ojos cruzan los míos, no sé imaginan lo viva que me siento cuando está mi lado. Como calienta mi cuerpo con el simple atisbo de su cercanía.

Y sé que todo eso se va a ir a la mierda tan pronto él se de cuenta de lo muerta que estoy por dentro, pero no me importa si puedo sentirme viva por tan solo unos minutos más.

Leo de nuevo el mensaje que me envié desde su teléfono, y muerdo mi labio con nerviosismo y duda por no haber tenido ninguna señal de él desde entonces, ni siquiera ha estado en línea.

Dejo el teléfono sobre mi cama y me acuesto boca arriba observando el techo, mis manos comienzan a juguetear entre sí mientras cuento cuantos segundos me tomará antes de vuelva a tener ese teléfono en mis manos. Restriego mis manos en mi cara por obvia frustración.

Él quería mi número, pero no me escribe. ¿cuál es su definición de amistad?

Unos golpeteos en mi puerta me sacan de mi burbuja de desesperación, luego de eso la madera cede y puedo ver a mi padre asomarse tras de ella.

-Hola, princesa.- me saluda con su característica sonrisa, una que solo me regala a mí. Todavía vestido con su uniforme policial, lo que me deja saber que apenas viene llegando luego de casi dos días sin verlo.

Siempre hace eso, siempre quiere verme antes a mí.

-Hola, papá- devuelvo el saludo con la sombra de una sonrisa, tomando asiento en la cama. -¿Cómo estás?

-Muy bien. Acabo de llegar y quería saber cómo estabas.- me dice, líneas de expresión formándose cuando su rostro se contrae por su respuesta.

-Estoy bien, gracias.- respondo intentando sonar convencida de mis palabras.

-Tu madre ya tiene la cena lista, solo quería decirte para que bajarás- me dice cruzándose de brazos.

-De acuerdo, bajaré en un momento.- asiente con la cabeza y luego nos quedamos en silencio, sé que quiere saber más de mí, pero no sé qué tanto pueda decirle sin que me sienta una basura.

Sin que me sienta insuficiente frente a él.

-¿Puedo pasar?- pregunta con duda, sé que piensa que voy a negarme. No lo culpo, ya lo he hecho antes.

Tu Nombre En Mis VenasWhere stories live. Discover now