Prólogo

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Nuestras vidas son ruletas rusas. A veces nos tocan los más grandes regalos. A veces los más despiadados destinos. A ellos les tocó ambos, sólo que en diferente orden. ­

Es irónico y retorcido el momento en el que la vida los juntó, ninguno se imaginó estar compartiendo esta situación con la persona que tenían al lado, pero no se arrepentían de nada.

No existían palabras suficientes en el diccionario para explicar las cosas que ellos podían hacer cuando estaban juntos. Era casi como magia, cuando sus manos se entrelazaban, cuando se besaban, cuando la luz de la luna caía sobre ellos paraban el tiempo, solo existían ellos dos.

Pero eran tan diferentes, el sol brillaba por la ventana de uno mientras que en la del otro solo existían nubes grises. Vivieron cosas horribles mientras estuvieron juntos, cosas que podían hacerlos más fuertes o simplemente hacerlos pedazos.


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Sus ojos azules miran directamente a los míos, todas las emociones que pasan por ellos podrían aliviar los males de cualquier persona, pero no los míos. Los míos solo podrán mejorar cuando muera.

Él no tiene idea de lo que está hablando, él no me conoce. No sabe que estoy muriendo, cree que solo soy una chica rota y que encontrará de donde sostenerse, pero no es así. Yo me voy a derrumbar y todos los que estén cerca vendrán conmigo.

-Tú y yo solo somos...

-Amigos- finaliza la frase por mí. -Lo sé, pero eso no significa que te dejaré caer.

Nos quedamos mirándonos fijamente por lo que parece una eternidad, con cada segundo siento como los latidos de mi corazón laten eufóricos. La luz de sus ojos azules contrarresta a la perfección con la oscuridad en mis ojos cafés.

Durante todo ese tiempo no hay palabras, solo dos personas que intentan descubrir los secretos de los demás a través de las miradas. Pero mis secretos deben quedarse en mí, al menos por ahora, porque necesito sentir disfrutando de la calidez que la presencia de Alex le provoca a mi cabeza, y sé que tan pronto él sepa lo jodida que estoy se tragará sus palabras y se marchara y yo no voy a juzgarlo.

-¿Y qué pasa si no quiero que me sostengas?- pregunto, mi voz apenas un susurro. Mi cabeza quiere gritar las palabras a todo pulmón, quiere que todo el mundo entienda que está a solo un suspiro del interminable abismo. Pero mi cuerpo no tiene la fuerza para hacerlo, soy solo migajas de lo que una vida debería ser. -¿Qué pasa si quiero caer?

-No te preocupes, no le tengo miedo a las alturas.


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Hola a todos, estoy muy feliz de compartir esto con ustedes. He estado pensando hacerlo desde hace ya un tiempo y finalmente llegó el momento.

Querido lector

Si encontraste este libro por ahí y empezaste a leerlo, me encantaría que me informaras sobre cualquier error ortográfico para corregirlo tan pronto sea posible. Soy nueva en esto, es mi primer trabajo y aún estoy aprendiendo, así que cualquier crítica constructiva será aceptada y tomada en cuenta.

Recuerda que esto es borrador, así que es posible que al finalizarla algunas cosas cambien, sin embargo, la trama central continuará igual.

¡Espero que les guste!

Acepto críticas siempre y cuando sean constructivas.

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