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-Fóllame fuerte -dije mirándole a los ojos con cara de no haber roto nunca un plato.

El pelinegro gruñó y volvió a embestirme, llegando a lo más profundo de mí. Deslizando su miembro de forma lenta pero fuerte. Entonces metí uno de sus dedos en mi boca y lo lamí con deseo mientras él me miraba de forma hambrienta, viendo cómo mi lengua se paseaba y chupaba su piel. Liberó su mano humedecida de mi boca y la llevó a mi clítoris, mientras lo estimulaba siguiendo el ritmo que su pelvis marcaba.

******

Desperté de golpe en mitad de la noche, sudorosa y agitada. Había sido un sueño demasiado real, aún podía sentir sus movimientos dentro de mí y mi humedecida ropa interior lo confirmaba.
Jadeé pasando mi mano por el rostro con frustración.
Iba a ser difícil quitar esas imágenes de mi mente, por lo que me levanté y fui directa a la ducha en un intento de despejarme.

Por la mañana me escabullí a su habitación en el momento tuve oportunidad, le necesitaba tanto que dolía.

En el momento entré, cerré la puerta tras de mí, dejando ver a un confundido Levi que me miraba interrogante al haber invadido su espacio personal en menos de un segundo.
Me acerqué a él y estampé mi boca con la suya, uniendo nuestros labios de forma desesperada y hambrienta. Llevó sus manos a mi cintura y enredé su pelo en las mías mientras nuestras lenguas se entrelazaban, teniendo que separarnos finalmente por la escasez de aire en nuestros pulmones.

–Huh... ¿ocurre algo? –preguntó confuso con la respiración agitada.

Sin darle respuesta mordisqueé el lóbulo de su oreja, y descendí lentamente por su cuello dejando un rastro de besos húmedos.

–Debemos irnos, el entrenamiento está a punto de empezar... –suspiró y solté un sonoro quejido– No me mal entiendas, pero es tarde, luego continuamos con esto.

Me quedé quieta y lo miré con reproche. Ansiaba todo de él, sus manos, su cuerpo sobre el mío, sus jadeos, la forma en la que me poseía completamente. Lo quería y lo necesitaba al mismo tiempo.

Deposité un beso en sus labios de nuevo, sus manos acariciaron mi cintura y me acerqué más a él de forma que notaba su firme abdomen contra mi cuerpo. Aspiré lentamente y la fragancia varonil que desprendía llenó mis pulmones, provocando que mis piernas empezaran a flaquear.

–Es la hora. –anunció firme dejando un beso en mi frente.

No me importaba en lo más mínimo la puñetera hora del entrenamiento, solía conseguir lo que me proponía y esta vez no iba a ser diferente.

–Cierto, tienes razón. Iré a pedirle a Eren que entrene conmigo. –sonreí inocentemente al mismo tiempo que me separaba de él.

El pelinegro resopló.

–¿Ah, sí? ¿Y desde cuando os lleváis tan bien? –interrogó con ese pequeño toque posesivo típico de él.

–Desde siempre, varias veces me ha ayudado... ya sabes, con los estiramientos y todo eso. –respondí con aspecto indiferente.

Sus ojos se entrecerraron procesando la información. Solía ser bastante inexpresivo pero cuando los celos hacían acto de presencia, su rostro serio daba más miedo de lo habitual.

Permanecimos en silencio durante unos segundos, y sólo me acerqué a él para darle un rápido beso en la mejilla y así luego abrir la puerta con la intención de irme.

–Me alegra que os llevéis tan bien, pero ahora no vas a ningún jodido lado. –fue lo último que escuché antes de sentir cómo sujetaba mi muñeca, girando abruptamente mi cuerpo para quedar a escasos centímetros de él.
Solté un jadeo de sorpresa ante su actitud dominante.

Levi Ackerman (One shots) (+18)Where stories live. Discover now