4.

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Levi llevaba dos semanas de expedición, y su ausencia era notable. Faltaba un enano gruñón rondando por el cuerpo de exploración.
Lo extrañaba tanto que dolía. Y la preocupación aumentaba por momentos, pues no sabía si le había sucedido algo. Era mucha la incertidumbre; los titanes eran imprevisibles, de un momento a otro aparecían, y ocasionaban masacres.
Fui a la ducha y dejé que el agua despejara mi mente.
Al salir me coloqué el "pijama" que constaba de unas bragas y una camiseta ancha. Me tumbé en la cama y abracé la almohada, aún olía a él. Cerré los ojos aspirando su aroma, imaginando que estaba a mi lado.
Poco a poco logré tranquilizarme, y finalmente me dormí.

•••

Sentí una presencia en mi espalda y me removí, creyendo que era un sueño. Al darme cuenta de que era real, me espabilé completamente, volteándome para abrazar al pelinegro con fuerza, arrojándome sobre él. Tenía el pelo húmedo e iba en bóxer, por lo que deduje que acababa de darse una ducha.

-Mierda, Levi... menos mal. Te he echado tanto de menos... -susurré emocionada.

Me coloqué sobre su regazo y él me recibió con sus brazos rodeándome por la cintura, apresándome contra su cuerpo.

-Yo también, mocosa. -admitió sonriendo, uniendo nuestros labios.

La temperatura empezó a subir, subiendo la intensidad del beso.
Nuestras lenguas jugaban, y dejábamos pequeños mordiscos en el labio del otro, dejando ver la necesidad que sentíamos.

Sus manos se dirigieron a mi cadera, levantando levemente la camiseta.

-¿Esta es mi camiseta? -preguntó curioso mientras acariciaba mis curvas.

-Lo es. Pero si no te gusta cómo me queda, puedes quitármela. -sonreí juguetona mientras movía mis caderas, rozando nuestros sexos por encima de la ropa.

-Mierda. De verdad me esfuerzo por no parecer un animal... -confesó suspirando profundamente, quitándome la camiseta.

-Hm... no te limites. -mordí nuevamente su labio inferior, tirando levemente de él.

Besé su cuello, succionando. Bajé lentamente dejando besos por todo su pecho y abdominales. Sus manos me cogieron del pelo cuando clavé mis dientes en la piel de la zona en V de su pelvis.
Mordí mi labio y dirigí la mano a su bóxer, notando su erección ya marcada, acariciándola.

-Está duro.

-¿Sí? No me digas. -respondió burlón por tal obviedad.

Liberé su miembro de la fina tela, masajeándolo con la mano.
Lo introduje en mi boca, moviendo la cabeza de atrás hacia adelante mientras hacía presión sobre el glande.
Con su mano movía mi cabeza para llegar más profundo.
Pasaba la lengua por el glande, para luego bajar por el tronco.
Sus roncos gruñidos eran demasiado excitantes.
Me separé al notar un dulce sabor salir.

-¿Tan rápido? Creí que tenías más resistencia. -sonreí mientras seguía masturbándole.

Apretó la mandíbula intentando calmarse, jadeando con fuerza cuando lamí de nuevo el glande.

-Maldita mocosa. Estuve dos semanas lejos de ti, no pretendas que aguante mucho. -susurró grave.

Me apartó, cambiando la posición, quedando él sobre mí. Unió nuestras bocas de nuevo y seguidamente se arrojó a mi cuello, recreándose en él y dejando marcas rojas.
Fue besando cada parte de mi piel, lamiendo mis pechos y mordisqueándolos.
Se deshizo de la prenda inferior que me quedaba, llevando su mano a mi intimidad, notando al instante la humedad de ésta. Gemí con suavidad.
Se colocó entre mis piernas, besando mis muslos y clavando sus dientes.
Me recorrió con la lengua e introdujo dos dedos, tocando la zona más sensible, haciendo que me arqueara.
Masajeaba esa parte mientras chupaba mi clítoris con una sonrisa malvada en el rostro. Lamía en círculos una y otra vez, y luego lo succionaba levemente.
Gemidos incontrolables salían de mi garganta mientras mis piernas temblaban.

-Venga, y luego dices que yo no aguanto. -susurró para volver a lo que estaba haciendo.

Mordió con mucha suavidad mi clítoris y exploté. Lo sujeté su pelo y grité su nombre mientras grandes contracciones tenían lugar en el interior de mi vientre.
Aún sin haber recuperado el aliento, una embestida me penetró hasta el fondo, queriendo marcarme. Grité de nuevo.

-L-Levi, joder. -me retorcí.

-Maldita sea, estás jodidamente apretada. -jadeó.

Me agarró de las caderas para moverse con fuerza en mi interior.

-Más rápido, joder. -rogué, cerrando los ojos.

-No hagas eso mocosa, mírame. -ordenó, y le obedecí abriendo los ojos.

Su pelo se pegaba levemente a su cara enrojecida, y mordía su labio mientras me analizaba con su mirada, observando cada expresión que mi rostro hacía.
Era guapo de cojones el cabrón.

Aumentó el ritmo y creí que perdería la consciencia en cualquier momento. Mis gemidos se volvieron más escandalosos en el instante que llegué al límite. Arañé su espalda rasgándole la piel, mientras él se vaciaba en mi interior, soltando graves gemidos.
Se desplomó a mi lado y me abrazó. Le besé de nuevo y coloqué la cabeza en su pecho.

-Por favor, no vuelvas a irte tanto tiempo -pedí mirándole, aún agitada.

-Nena, créeme que lo que menos quiero es separarme de ti. -suspiró y me apretó más a su cuerpo, besando suavemente mi frente.

Levi Ackerman (One shots) (+18)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang