13

29K 869 869
                                    

Era día de limpieza en el cuerpo de exploración. Levi tenía una seria obsesión en la que terminaba involucrándonos a todos.

—Algún día le haré pagar todo este sufrimiento. –murmuró Eren entre dientes mientras seguía frotando la ventana con el trapo.

—De nada nos sirve quejarnos.–suspiré agotada.

Era necesario dejar todo impoluto, de lo contrario tocaba limpiarlo de nuevo.
Pero más que nada, era la reacción de Levi lo que daba miedo.

—Agh, canijo de mierd.. –maldijo Eren ignorándome.

—¿Qué decías? –el capitán interrumpió en la cocina, y pude jurar que el ojiverde se puso más pálido que la nieve.

—Me encantan los días de limpieza, capitán. –en menos de un segundo el castaño portaba una sonrisa de oreja a oreja mientras se movía enérgicamente- De hecho, considero que deberíamos limpiar más a menudo.

—Eso pensaba. –advirtió el pelinegro.

De pronto, sus ojos conectaron con los míos y un escalofrío me recorrió de pies a cabeza.

—____, ven conmigo. -dicho esto empezó a andar y yo le seguí.

Antes de salir de la estancia, volteé a ver a Eren, quién me miraba interrogante por la inesperada acción del pelinegro. Me encogí de hombros, indicándole que no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo.

Andábamos en silencio, él por delante.
Mi cuerpo se movía, pero mi cabeza estaba en otra parte.
Repasaba mentalmente las zonas que habíamos limpiado Eren y yo, siendo consciente de que siempre intentábamos hacerlo todo minuciosamente para no tener ninguna queja.
Le di mil vueltas al tema, pero era incapaz de encontrar el motivo de su actuación.

De repente choqué contra un cuerpo que me hizo volver a la realidad.

—Lo siento. –me aparté inmediatamente de su espalda, mientras me regañaba a mí misma por no estar más atenta.

Él me miraba de reojo, analizándome.
Me di cuenta de que me había guiado hasta su habitación.
Fruncí el ceño, sabiendo que era imposible que nos hubiéramos dejado algo por hacer allí.

—Mira esto. –dijo sin más, acercándose a la mesa y haciéndose a un lado para dejarme espacio.

Di unos pasos hasta llegar a ella, y observé una especie de líquido espeso de un color blanquecino.
Lo miré con curiosidad, pasando los dedos por la sustancia.

—¿Qué es? –interrogó con su típica expresión seria, observando con detenimiento el movimiento de mis dedos.

—A juzgar por su apariencia podría ser jabón. Pero teniendo en cuenta su olor a... –llevé mis dedos a la nariz– así como a cloro, y su sabor... –introduje uno de mis dedos en la boca, demorándome en la acción, y relamiendo mis labios al finalizar– diría que te has masturbado y que es tu semen.

Se acercó a mí lentamente, acorralándome contra la mesa con sus brazos.

—¿Tan bien conoces el sabor de mi semen, mocosa? –dijo por lo bajo a centímetros de mí.

—Bueno... –me senté sobre la mesa y pasé los brazos por sus hombros- se podría decir que me resulta bastante conocido. –murmuré sobre sus labios con una sonrisa.

—Tch. –atacó mi boca con avidez y colocó las manos sobre mi trasero, atrayéndome hacia él.

Jadée al notar cierta presión sobre mi intimidad, percatándome de su erección bien marcada.

Levi Ackerman (One shots) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora