5.

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Había estado toda la noche dando vueltas en la cama, me sentía inquieta, pero no sabía la razón. A las 7:00 la alarma sonó. "Joder, ¿ya es la hora?" pensé. Después de unos minutos vagueando, decidí levantarme, me aseé, y tocaron a la puerta. Al momento, Eren entró por ésta.

-¿Estás lista?

-Sí, dame un segundo. -terminé de cepillar mi pelo y salimos de la habitación.

-Mocosos, ¿qué narices hacíais los dos solos ahí dentro? -la voz de Levi me sobresaltó.

-Nada, la estaba esperando. -contestó Eren restándole importancia.

Levi nos fulminó con la mirada pero le ignoramos y bajamos a desayunar. Durante el desayuno reíamos de anécdotas que los demás contaban.
Aún notaba el cansancio en mi cuerpo, y apoyé la cabeza en el hombro de Eren.

-¿Te encuentras bien? -preguntó éste.

-Sí, sólo estoy agotada. -sonreí tiernamente.

Me analizó durante unos segundos y acto seguido, besó mi frente.
De un momento a otro sentí una intensa mirada en mi nuca.
La hora del desayuno terminó y teníamos que ir a entrenar. Íbamos por el pasillo, tenía a Eren delante de mí, puse mis manos en sus hombros y de un bote me subí a su espalda. Él me cogió, colocando sus brazos por debajo de mi culo.

-Vamos Eren, ¡corre! -reí mientras le daba pequeños golpes con las piernas.

Éste salió por la puerta trotando, simulando ser un caballo, mientras reíamos y los demás nos miraban como si de un bicho raro se tratara.

-____, a mi oficina, ya. -Levi interrumpió nuestro juego.

Le miré mal, me bajé de la espalda de Eren, y volví a entrar al edificio.
Levi iba delante de mí, en completo silencio, sólo se escuchaban nuestros pasos.

Al entrar a la oficina, él se sentó en una silla, detrás de un gran escritorio.

-Bueno, ¿qué quieres? -pregunté cruzándome de brazos.

-Ven aquí. -ordenó y me acerqué a él.

Apoyé mi culo en el escritorio, teniéndolo a él de frente. Me sentí valiente hasta que se puso de pie. Era a penas un poco más alto que yo, pero con su forma de ser intimidaba. Se acercó a mí, mientras me analizaba con la mirada.

-¿Qué tenéis Eren y tú?

Levanté una ceja.

-¿Cómo que qué tenemos? No te entiendo, capitán. -respondí sonriendo con sorna.

-Mocosa, no me toques las narices. Responde a mi pregunta. -su mirada se oscureció.

-Pero, ¿a ti qué más te da? -saqué el valor suficiente para enfrentarle.

Cerró los ojos, y respiró profundamente, pasando la lengua por sus labios, captando la atención de mi mirada.

-Antes habéis salido los dos de tu habitación... -respondió abriendo los ojos, pero mi mirada seguía clavada en sus labios, atenta a cómo se movían al pronunciar cada palabra.

-¿Y? ¿Qué pasa? ¿Acaso estás celoso? -aparté la mirada de sus labios y la subí a sus ojos, dedicándole una suave sonrisa.

Me fulminó con la mirada, y acortó la poca distancia que nos separaba. Me cogió del culo, sentándome encima de la mesa. Y jadée por ese acto inesperado.
Rozó nuestros labios, y luego bajó su boca a mi cuello. Moví mi cabeza hacia al lado contrario, dándole más espacio. Besó, mordió y succionó mi piel, dejando una gran marca roja. Solté un leve gemido y coloqué una mano en su pelo, tirando levemente de él.
Siguió bajando por mi clavícula, mordiéndola suavemente. Sus manos desataron mi camisa, dejando a la vista mi sujetador, el cual desapareció a los pocos segundos.
Empezó a lamer en círculos un pecho, mientras masajeaba el otro, jugando con mis pezones.

-Joder... -suspiré.

Sonrió contra mi piel, y se acercó a mi oído, lamiendo el lóbulo de mi oreja.

-Lo que pasa es que tú eres mía, ¿quieres que te lo demuestre, mocosa atrevida? -dijo mientras rozaba nuestros sexos por encima de la ropa.

Rodeé su cadera con mis piernas, acercándolo más a mí, gimiendo al sentir su erección completamente pegada. Moví mis caderas contra él, buscando más roce.

-¿Por qué tan apurada, mocosa? -río suavemente y se acercó a mi boca, uniendo al fin nuestros labios. Mordí su labio inferior, y con mis manos desabroché su camisa, dejando a la vista su magnífico abdomen. Acaricié con mis dedos cada cuadradito marcado.
Se deshizo de mis pantalones, y pasó su dedo por encima de la única prenda que faltaba por quitar.

-Estás tan mojada... -finalmente quitó mis bragas, y empezó a trazar círculos encima de mi clítoris con sus dedos, jadeé.

Me besaba mientras recorría mis pliegues y jugaba con mi entrada, rozándola con sus dedos, sin llegar a introducirlos.

-Mételos ya. -exigí sobre su boca.

-Mocosa, así no se piden las cosas. -lamió mi cuello a la vez que jugaba con sus dedos en mi intimidad y mi piel se erizó.
Retiró sus dedos y me quejé por ello.
Se sentó en la silla y puso su cara entre mis piernas, pasando la lengua por donde sus dedos habían estado anteriormente. Jugó con mi clítoris y luego metió la lengua en mi entrada, mientras me agarraba las caderas con fuerza.
Gemí y entrelacé su pelo entre mis dedos, sujetando su cabeza.

-Por favor... te necesito dentro ya. -le supliqué.

Hundió sus dos dedos en mí, tocando mi punto más sensible.
Movía sus dedos en mi interior y yo me sentía cada vez más cerca.

-No puedo más... L-Levi -solté un fuerte gemido mientras mi vagina se contraía alrededor de sus dedos.

-Yo no te ordené que te vinieras. Eres una mocosa desobediente. -chupó sus dedos mientras me miraba con lujuria.

Se puso de pie y se deshizo de su pantalón y su bóxer, dejando a la vista su gran erección. Colocó su mano alrededor y empezó a masturbarse sin apartar su mirada de mí.
Me sonrojé, se veía demasiado sexy y obsceno, no podía apartar mis ojos de él. La forma en la que apretaba su mandíbula y sus músculos tensos... era un espectáculo.

-Me encantan las vistas, pero ¿qué haces que no me follas ya? Joder.-dije suplicante, sonrojándome aún más al darme cuenta de lo que había dicho.

-Maldita cría. -mordió su labio inferior.
Puso su miembro en mi entrada, y lo hundió en mí, llenándome por completo, y un sonoro gemido salió de mi garganta.
Empezó a moverse lentamente, seguía torturándome.
Moví mis caderas, queriendo más de él, a lo que rió suavemente, divertido por la situación.

-Fóllame fuerte de una vez, Levi, no lo soporto. -le supliqué desesperada, metiendo mis uñas en su espalda, dejando marca.

Gruñó y mordió mi labio inferior, tirando de él.
Acto seguido me cogió de las caderas, y empezó a embestirme con fuerza. Mientras succionaba mis pezones ya endurecidos.
Ambos jadeábamos.
Me sentía a punto de llegar al orgasmo de nuevo, él se dió cuenta y bajó el ritmo, haciendo que me quejara.

-No pares ahora, joder... -rió y empezó a embestirme de nuevo, más fuerte que antes. Nuestros gemidos salían descontrolados.

-Así me gusta, que se entere hasta el jodido Eren de quién te está follando así. -dijo, haciendo que me estremeciera.
En ese momento supe que iba a volverme adicta a esto, a él.

-Mierda Levi, eres mío. -recalqué mordiéndole el labio y él dejo escapar un leve gemido.

-Sólo tuyo, mocosa.
Le aparté sentándolo en la silla, y me coloqué encima, hundiendo su miembro en mí con fuerza, provocando un fuerte gemido por parte de ambos.
Me sujetó del culo mientras entraba y salía de mí brutalmente, llegando más profundo con cada estocada que daba.

-Quiero que sepan todos a quién le pertecenes. -jadeó y lamió mis pechos de nuevo, haciendo que me sintiera al límite.

- ¡A-ah, SOY TUYA LEVI, JODER! -grité gimiendo como loca mientras me deshacía encima de él.
Soltó un gran gemido ronco y sentí cómo se vaciaba en mi interior.
Nos desplomamos jadeando.

-Bien, que esto te sirva para recordar siempre de quién eres. -sonrió complacido y besó mi frente, apoyando su cabeza en mí mientras me rodeaba con sus brazos.

Levi Ackerman (One shots) (+18)Where stories live. Discover now