Capítulo 14

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Ellos estaban esperándonos fuera del área administrativa.
Los rumores corrieron con rapidez, eso les facilitó el saber dónde estábamos, e ignorando el dolor en mi pierna, definitivamente estábamos en nuestro mejor momento.
No se nos fue cancelado el viaje.
Mi madre no será avisada del altercado.
Y lo mejor de todo,  Samantha y sus lacayas fueron suspendidas por un tiempo indefinido.
Corrían rumores de lo terrible que seguramente la estaban pasando, pues sus padres eran los que más mala fama tenían en el internado.

—Sabía yo que eso pasaría en algún momento, y rezaba para estar presente—Se lamentó Asher apenas salimos de dirección.

—Seguro no habrías dado un golpe tan bueno como el de Abiel— Desafío Annie.

Sabía lo que hacían esa era su manera de coquetear. Ansiaba que pasará algo entre los dos, pero ninguno parecía dar el primer paso.

— O tan sexy— Señaló Arthur guiñándole un ojo al mencionado.

—No tengo problema en demostrarte que tan bueno puedo ser — Le respondió mi medio hermano a Annie.

—A ver, te espero– La voz de Annie cambio a una coqueta.

—Su amor-odio para cuando estén solos, se les agradece, no se come frente a los pobres— Dije bromeando haciendo que los chicos rieran.

Y el resto de la tarde fue realmente cómoda.

Al día siguiente la emoción era notoria. Más que todo por mi parte, pues sería la primera vez que haría algo así.

Pasamos el viaje cantando, bromeando y durmiendo, hasta que llegamos a nuestro destino.

Era una mansión grandiosa, el doble de grande de en la que crecí, y eso ya es decir algo.
Se veía que era moderna, pero pintada de negro inspiraba terror, parecía sacada de una peli de miedo.

Entramos por la reja principal, la camioneta pasando por un camino de rocas negras, a cada lado se podía notar un jardín perfectamente estético. Rosas decoraban los verdes arbustos y fuentes del mismo color oscuro en el centro de todo, dándole simetría al paisaje.

La camioneta no se estaciona frente a la casa si no que sigue hasta la parte lateral dónde un portón es abierto, atravesamos un pequeño túnel hasta llegar al estacionamiento donde varios autos estaban guardados. El espacio era amplio y pulcro. Tenía tres puertas. Dos personas de servicio bajaron las maletas y Alex nos invitó a pasar.

—Bienvenidos a mi dulce morada— Extendió los brazos de lado a lado y los dejó caer con exageración.— Siéntanse como en casa.

—¿Quién vive aquí?— Pregunto Asher mientras Alexander nos daba un pequeño recorrido por la primera parte de la casa.

—Solo mi padre y mi tío. Mi padre casi siempre está trabajando y mi tío no sale mucho de su pieza. Así que es como que si estuviéramos solos— Hace una pausa —Aunque claro, también las personas de servicio.

Nos señala las cocinas, cuartos del servicio. Salas de estar, balcones, baños y por último cómo se dividía la casa.

La última parte me causó mucha intriga pues las puertas eran de un material completamente distinto al de las demás.

—Todo lo que necesitan está en esta parte de la casa.— Se pone de espaldas al lugar de las puertas extrañas y señala al frente. Dejando implícito que no debíamos entrar Allá.— Esa es el área de trabajo de mi tío. No le gusta que lo molesten. – Añade y se encoge de hombros.

Toda la casa por dentro tenía una hermosa decoración moderna, los colores iban entre los blancos, grises y negros. Impersonal pero sofisticada.

—Y hablando de los reyes de Roma…

Dos figuras imponentes entran a la estancia. El primero era un hombre, alto, supe de inmediato que era Elian, el padre de Alexander. Tenía unos 40 años aproximadamente y era extremadamente atractivo. Si no fuera el padre de uno de mis mejores amigos, hasta intentaría que me volviera su suggar baby.

—Alexander—Asintió la cabeza hacia su hijo y sonrió abiertamente.— Me alegra que hayas llegado.—Nos dirijió una mirada.— Annie, Abiel, Arthur, Alec. Un placer tenerlos aquí de nuevo– Asintió hacía nosotros.

Cada uno de los chicos hizo su respectivo saludo. Mientras Asher y yo no sabíamos a dónde mirar.

—Pensé que estarías trabajando— Le respondió.

—Tenía tiempo sin verte, y no te veré en mucho más, no me iba a perder está visita.— Alex sonrió pero la sonrisa no llegaba a sus ojos. Asintió con la cabeza y nos señaló.

—Dos nuevos integrantes a la familia– Dice Alexander— Brianda y Asher Katliam.

Sus cejas se elevan en un gesto de completo asombro. Intercalando la  mirada entre Asher y yo. Sabía que mi apellido sería de impacto.

—Katliam— Pronuncia despacio— Nos alegra tenerlos acá.— Sonríe a medias y asiente con la cabeza, para que luego toda su atención fuera hacia Alex.— El equipaje de tus amigos está en el ala de invitados, ya saben dónde es – Se dirige al grupo antes de centrarse en su hijo – Ve a darte un baño, te espero en mi oficina.— Nos dedica un último asentimiento y  se va.

Después de que el señor Elian se marchara, pude percatarme de la otra presencia en la sala.

Alex se encontraba abrazándolo. No podía ver bien su rostro, pero su aura se sentía familiar, intentaba identificarlo, pero el cuerpo de Alex lo cubría, aunque el desconocido es unos centímetros más alto.

Asumí que era su tío.

—Mirar a la gente mucho es de mala educación— Susurra Annie.— Vamos a la habitación.

Me tomó del brazo, pero antes de dejarme llevar le di un último vistazo.

Sin embargo ya no estaban.

Los chicos se subieron en silencio al segundo piso donde un ama de llaves nos recibió vistiendo de negro y blanco.  Les señaló sus habitaciones aunque ellos ya las conocían y a Asher y a mí nos llevó directamente a ellas.

Estaban en el mismo piso, está parte contaba con diez habitaciones en total. La de los chicos quedaban frente a las escaleras. Pero nosotros tuvimos que caminar un poco más por un pasillo para llegar a las nuestras.

La señora se retiró de manera amable apenas nos dejó frente a las puertas.

—Creo que tanto lujo me agobia— comentó Asher de pasada— Ni nosotros nos permitimos tanta comodidad.

Y eso que le igualábamos en riquezas.

—Es porque nuestros padres no reciben visitas— Me encojo de hombros— Ellos necesitan más espacio, nosotros no.

Asintió con la cabeza y entro a su habitación. — Nos vemos en un rato, carga tu celular por si acaso— Me sonríe y cierra la puerta.

Tomo la perilla para entrar e inmediatamente una escalofrío recorrió mi cuerpo. Hace un poco de frío, ignoré la sensación y abrí la puerta.

El lugar era sumamente espacioso, no parecía ser la habitación de huéspedes de una casa. Era más bien como la de un hotel de lujo.

La cama era amplia, el baño estaba a pocos pasos de esta y tenía un balcón que compartía con el que suponía era el cuarto de Asher. Estaba todo acomodado dónde debía estar. Temía mover algo y que se alterara tan perfecto orden.

Sería una semana la que duraríamos antes de que las puertas del instituto se cerraran hasta que nuestra promoción culminara. Así que el único objetivo que me había puesto está semana, era divertirme, disfrutar y saber aún más de los chicos.

Conociéndome, al volver, no le daría paso a otra cosa que no fuera mi integridad estudiantil. Así que el tiempo de diversión con los chicos terminaría.

Tomé mis maletas y su contenido lo acomodé perfectamente en sus sitios.

Quité mi ropa y abrí la puerta del baño, tan espacioso que me podía mover con facilidad en el, vacíe  jabones e infusiones en la bañera y me relajé hasta que mis dedos se arrugaron. Tomé mi pijama y me acosté para revisar mi celular y programar una alarma.

El viaje me había dejado agotada, así que dejé mi teléfono y mis ojos se cerraron, y mi mente comenzó a viajar, visitando lugares oscuros, que a pesar de intentar olvidarlos ahí estaban, aguardando por el momento, en el que por fin pudieran ser libres.

***
Estaba cerca de un lago, la luz de la luna se reflejó en sus oscuras aguas, admire como el sol se fusionaba con la luna y en el preciso instante en el que se volvieron uno, en el fondo del lago brillaron hermosas rosas azules pareciendo millones de estrellas bailando dentro del agua, contando entre ellas secretos que jamás nadie sabrá.

Atraída por el dulce movimiento, poco a poco me sumergí sintiendo la paz que ya había olvidado que podía sentir, y aliviando mis heridas con la frescura del líquido, y por segundos dentro de ese lago me sentí protegida.

Después de un rato, un halo de luz se asomo por el Cielo, cayendo justo sobre mi, anunciando que el eclipse había terminado y las hermosas rosas dejaron de brillar. Pero sentí la sensación de querer estar ahí por más tiempo, Aunque mi cuerpo necesitara un descanso.

Nade un poco.

Y sentí, y me sentía libre.

Me arrastré hasta la orilla, dónde pude descansar por primera vez en mucho tiempo bajo la sombra de un árbol que me protegía de los primeros rayos del amanecer. Cerré los ojos intentando llenarme de la paz que inundaba el ambiente, pero había algo que lo impedía. Volví a abrir mis ojos, el lago cristalino parecía llamarme, casi hipnotizada seguí su ruego hasta toparme con mi reflejo plasmado en la superficie del agua, al inicio parecía normal, pero la imagen se distorsionó por completo, mis ojos lloraban sangre y de mi boca salía un espeso líquido negro. Y justo cuando fui a alejar mi rostro, aterrada, dos manos tomaron mi cara y la sumergieron deprisa, sin darme tiempo a respirar. Me movía, desesperada e indefensa, necesitaba ayuda, el oxígeno no entraba en mis pulmones y cada vez mis movimientos fueron más pesados. Casi rindiéndome pude darme cuenta, de que ella seguía ahí, mi reflejo, se burlaba de mí, regocijándose de mi sufrimiento. Ella es quien me tenía atrapada. Finalmente mis forcejeos cedieron, mis ojos se sentía tan pesados que pensé que explotarían.

Pero no fue así, mi tortura termino dando paso a unas voces, que llegaron a mis oídos. Poniéndome alerta, tensa. Ya no estaba mojada, la brisa no atropellaba mi piel.

¿Estaba en una habitación?

¿Por qué era todo tan oscuro?

¿Había dejado de soñar?

No, definitivamente no. Tenía los ojos cerrados, algo me impedía abrirlos. Pero sabía que lo estaba sintiendo no era real. No sabía cómo, pero algo dentro de mi sabía que era irreal lo que estaba viviendo.

– ¿Se va a recuperar? – Dijo una voz femenina. La conocía, sin embargo, no lograba identificar a la persona.

– Claro que si, solo hay que darle tiempo.

– Y que pasa con…  – La voz masculina la interrumpió.

– Totalmente atrofiada.

¿Hablaban de mí?

– Podría quitarle la venda?

-Me temo que no.— Se escuchó un suspiro— No tienes idea de lo que puede llegar a hacer, incluso estando dopada. Más vale no jugar con la muerte.

Y tan pronto como los escuché, deje de hacerlo. Y volví a la realidad.

Abrí mis ojos, pero ésta vez si podía ver, sabía lo que pasaba a mi alrededor, pero… ¿Qué fue precisamente lo que había soñado?
***
Era de día, cosa que me extrañó un poco, pues, solía despertar de mis pesadillas en la madrugada siendo la luz de la luna la única acompañante en mis momentos de frustración. 

Me estire un poco y abrí las persianas haciendo que la habitación se iluminara por completo.

Seguía estando confundida debido al sueño, pero ya estaba acostumbrándome a la sensación de familiaridad que siempre sentía cuando despertaba, a pesar de que seguía siendo un sentimiento amargo.

Tal vez caminar un poco me despejaría. Igual era demasiado temprano para buscar a los chicos. Así que tomé mis zapatos, un pantalón y una blusa fresca para recorrer los jardines que antes habían llamado mi atención.

Apenas puse un pie fuera, mis pulmones se llenaron del exquisito aroma de la naturaleza. Por suerte no había humedad.

Los senderos que rodeaban la casa eran en extremo fascinantes, fácilmente podrían ser un laberinto, si los arbustos no me llegaran por la cintura.

Caminé un poco lejos y me adentré al bosque hipnotizada por dulce canto de las aves, que por muy tonto que suene, después de haberme enterado de tantas cosas, esto si me daba tranquilidad.

Los árboles eran tan altos y frondosos que el sol apenas lograba penetrar su espesura. Habían nidos, podía localizar ardillas, una pareja hermosa estaba saltando sobre la rama de un árbol.

Y fue por estar caminando como que si conociera el lugar, absolutamente distraída que me tropecé. Y si, fue mi culpa haber caído en una trampa para animales.

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Nota de autora

Ola q tal
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Conexiones OscurasWhere stories live. Discover now