Capítulo 16

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Había despertado con un calambre horrible en el muslo derecho y no tuve que pensar en qué lo había causado, pues la respuesta aún seguía ahí, babeando la zona adolorida y doblada debido a su peso.

La cabeza de Abiel estaba usando mi pobre pierna como una cómoda almohada. Se veían tan pacífico durmiendo que casi me arrepiento por quitar mi pierna con tanta brusquedad que su cara rebotó contra el colchón.

Realmente este hombre tenía el sueño pesado.

Si no fuera porque las sábanas obstruían su respiración, probablemente no se hubiese movido.

Reparé el panorama general, seguía igual que ayer. Los chicos estaban dormidos, cosa que me extrañó hasta que tomé el celular de la mesa de noche, perdido entre tantos iguales y la hora marcaba...

3:50am

No había dormido casi nada. ¿Por qué me había levantado?

Sin pesadillas.

Sentí de pronto la necesidad de beber un poco de agua, o leche, mi garganta se encontraba seca, posiblemente el culpable era la cantidad de snacks que había consumido antes.

Intenté levantarme con agilidad pero la torpeza me superó y me fui de bruces.

¿Me dolió?

Si.

¿Desperté a alguien?

No.

Por lo tanto...

Objetivo cumplido.

Tomé las zapatillas de casa y me las calcé, también la bata de seda que cubrió mi cuerpo en su totalidad.

Salí del cuarto con rapidez y bajé las escaleras intentando no hacer ruido, pues no tenía intenciones de incomodar a las personas que vivían aquí, aún cuando sus habitaciones se encontraban bastante lejos.

Entré a la cocina y prendí la linterna de mi celular, que sería en ese momento la única luz que iluminaría la estancia.

Abrí la nevera y me serví un vaso lleno de agua que bebí con rapidez, y en ese momento mi cabeza dió una punzada, y junto a ella llegó un conjunto de imágenes, como una película.

¿Que había sido eso?

Tomé una bocanada de aire.

Una mano tomando mi antebrazo con delicadeza, unos ojos diferentes, una sonrisa enigmática.

¿Cómo no podía tener una imagen más clara?

Era el chico de mi sueño, era la imagen del tío de Alex que tenía plasmada en mi mente. Pero ¿como sabía que era él? Estaba casi segura de que solo lo había visto en mi sueño.

Una melodía llegó a mis oídos, tan cerca pero a la vez lejana. Había calmado mis pensamientos, el caos en mi mente cesó. Conocía la melodía, igual de intrigante, igual de reconfortante. Era mía...

Me deje llevar por las notas musicales que eran expulsadas por un piano, un pianista. Mis piernas se movían inconscistemente, llevándome a quien tocaba tan armoniosa melodía. Tenía frente a mí una puerta, esa de la que Alex me había dicho algo... No quería recordar qué, tenía que llegar, tenía que sentir con más profundidad tan dulce melodía.

Estaba tan hipnotizada que la abrí sin pensarlo mucho y entré, y en cuanto lo hice se escucharon más fuertes las notas, igual de exquisitas.

La sala era elegante, sus paredes pulcras y su piso tan limpio que fácilmente podía ver mi reflejo en el, y si subía un poco la mirada también el de un hermoso piano negro y quién lo tocaba.

Conexiones OscurasWhere stories live. Discover now