Capitulo 5

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Los chicos veían el lugar con curiosidad y de vez en cuando soltaban un comentario gracioso sobre porqué el acceso qué daba a este salón se encontraba cerrado.

Estaban todos relajados y jugando.

Pero yo, yo estaba tensa, había algo en esa habitación que no transmitía nada bueno, y sentía de vez en cuando escalofríos, cosa que era extraña pues era igual que las demás, solo que mientras las otras habían sido remodeladas, ésta todavía tenía rugosidad en las paredes, y en vez de lámparas con focos, había un par de candelabros y lámparas de keroseno.

–Has estado un poco más callada que de costumbre - Arthur comenta con obviedad.

–Y eso que presumias que no sentías miedo- Se burla Alec- seguramente estás rezando porque no nos salga un espíritu o algo así.

Todos rieron y yo rodé los ojos.

–No todos los espíritus son malos– Comenta Annie sin darle importancia al asunto.

–¿Ah, no? Dime uno que no lo sea.- Contradice Alec.

–Gasparin- Dice sin siquiera tomarse un tiempo para pensarlo.

No puedo evitar la risa que me invade, pero retomo mi seriedad para responder.

-Solo tengo en la cabeza que el idiota de Arthur se dejó ver, y siento que de un momento a otro nos van a descubrir - Creo que todos nos tomamos el tiempo de fulminar con la mirada al aludido.

–Tienes razón, deberíamos volver- Comenta Abiel a mitad de un bostezo.

Todos se mostraron de acuerdo, cerramos la puerta de madera del cuartito de limpieza y subimos por las escaleras.

Ya en medio del aula principal, Asher soltó.

–No nos contaste acerca de lo de Clarissa- Eso hizo que todos se voltearan hacía mi, atentos.

–Chicos- Hice una pausa- Me siento muy cansada, podemos vernos mañana y les cuento con más tiempo, es una larga historia - Aunque lo digo sinceramente, espero que olviden ésta promesa, no hay nada que desee menos que contarles

Todos asintieron con la cabeza.

Aunque tras un vistazo, noto que Abiel parece reacio a dejarlo pasar, pero finalmente decide no insistir.

Quedamos en vernos mañana en el cuarto secreto, dónde sinceramente no tenía muchas ganas de volver. Pero tenía que hacerlo, no solo por los chicos, si no porque me carcomía la curiosidad, tenía que saber que había ahí.

Aunque, no debí olvidar que la curiosidad mató al gato. 

Ahí radicó el problema.

•••

El problema con las clases no es precisamente lo que enseñan,  generalmente yo estaba gustosa de aprender cosas nuevas.

El problema, son los jodidos profesores que al parecer les engrandecen las humillaciones.

Al profesor de gimnasia, se le ocurrió la magnífica idea de poner a hacer el doble de ejercicios a la persona que se quejara, si bien, los otros chicos ya estaban acostumbrados a los repentinos ataques de entusiasmo por parte del educador, yo no. Eso significa que fui la única que hizo el doble de todo como una absoluta tonta.

Por suerte de camino a mi última clase, totalmente cansada, con los músculos adoloridos, y una jaqueca impresionante me encontré a Asher, quien para mí sorpresa se mostró muy dulce conmigo, hasta el punto en que amarró mi cabello en una trenza, pues no creía que podría levantar mis brazos en los próximos días y me dió un poco de su agua, pues la mía se había acabado.

Conexiones OscurasWhere stories live. Discover now