Capítulo 15

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Este capítulo se lo dedico a LennScritt
quien fue la que me hizo esa linda portada. Ailoviu 💜
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Unas manos fuertes toman mi antebrazo con firmeza y evita que caiga. Me empuja hacía el con tanta fuerza que me fue inevitable tropezar con su cuerpo haciendo que caigamos juntos al suelo. Mi corazón late rápidamente y tan fuerte que siento que puedo escucharlo.

Mi cabeza da un tirón que es ignorado deliberadamente.

Al instante sentí como el cuerpo que estaba debajo del mío se removía incómodo, así que me levanté de inmediato, un mareo hizo que me tambaleara un poco pero pude enfocar mi vista buscando la mirada de quién me había salvado de una posible fractura.

—¿Estás bien?— Pude escuchar su voz,  realmente hipnotizante, pero fue pasada a segundo plano cuando detallé su rostro.

Estaba segura de que no había hombre más perfecto en la tierra que él.

Su mandíbula cuadrada, cubierta por un ligero rastro de barba, unos labios provocativos, gruesos y rojos y sobre ellos una nariz fina pero masculina. Tenía unos hermosos ojos grises rodeados de espesas pestañas negras y  un par de cejas oscuras que en ese momento estaban fruncidas en un gesto de ¿Molestia?

Separé mi cara que estaba repentinamente cerca del suya.

—¿Uhnm?

Y ridículamente fue lo único que salió de mí.

—¿Estás bien?— Repitió paciente.

Asentí con la cabeza aún hipnotizada por su peculiar belleza.

Su cuerpo puso distancia del mío y el imitó mi movimiento.

—Deberías tener más cuidado cuando caminas— Señaló la cavidad en el suelo.— Pudiste lastimarte.

Tenía un aura extraña, su belleza como la de una fiera, parecía esas personas que por muy amigables que se mostrarán, no podías confiar.

Y si bien no lo conocía, lo presentía por su mirada. Era oscura, enigmática...

—Supongo que tuve suerte de que usted estuviera cerca— Desvíe mis ojos de los suyos.

—Eres una de las amigas de Alexander, ¿cierto?— Interrogó, aún cuando sabía que lo era.

Volví a levantar la cabeza un poco avergonzada y nerviosa.

—Así es, un placer, soy Brianda.— Extendí dudosa mi mano hacia la suya y cuando la tomó sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo.

El ambiente se puso gélido y si no fuera por la calidez de su palma desnuda, juraría que estábamos en invierno.

—Soy Dimitri— Le regale una media sonrisa y asentí.

Aunque tendría alrededor de 25 años, su mirada emanaba madurez.

—Asumiré que es usted el tío de Alex...

Estaba más tranquila ahora.

—Así es— Me miro y señaló el sendero frente a nosotros incitándome a caminar.— Es un gusto conocerte, a pesar de las circunstancias.

Me miró de soslayo.

—Puedes tutearme.— Añadió sonriendo de lado.

Estaba vestido de negro, un suéter manga larga qué cubría su cuello y pantalones que se ciñen a sus piernas fuertes de una manera adecuada, ni muy volados ni muy ajustados.

Conexiones OscurasWhere stories live. Discover now