Capítulo 1

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Un día de mierda.

Es todo lo que puedo pensar desde que me desperté.
Y la noticia de que mi hermanastro vuelve de sus vacaciones solo ayuda a incrementar mi disgusto, el cuál intento hacer evidente encerrándome en mi habitación y poniendo música a todo lo que da.

—Abre la puerta—La voz de mi madre llegó a mis oídos a pesar de la música, demostrando la urgencia con la que necesito otras cornetas.

Si algo he aprendido de vivir en esta casa, es que no se le puede llevar la contraria a la mujer que tenía como madre. Por lo que no tardo demasiado en obedecer

—¿Que necesitas?— Interrogo asomando el rostro por la puerta sin abrirla.

No dijo nada más y se limitó a dedicarme una mirada autoritaria. Temía por mi integridad si me negaba, y probablemente tumbaría la puerta en tal caso, por lo tanto no me hago mucho de rogar, y le permito entrar.

Ya me había resignado a la falta de privacidad en esta casa.

Su figura alta y esbelta podría permitirle ser modelo, incluso con su edad, los ojos tan azules como los míos y el pelo lacio teñido de rubio solo incrementaba las posibilidades.

—Que sea la última vez que pones esa porquería de música en mi casa mientras yo esté—

No dijo nada de cuando no esté

Siempre serena y sin dejar de lado el aire despectivo que acompaña sus palabras, apaga mi reproductor de música dónde antes sonaba Snap Out of it de Arctick Monkeys.

La observo sin expresión alguna por al menos un minuto, si algo he aprendido de esta mujer, es la capacidad de ocultar cada una de mis emociones y pensamientos.

Suspira exasperada sabiendo que mientras me hablara así no conseguiría reacción alguna de mi parte.

—Mira, se que ahora estás en esa etapa adolescente dónde no me quieres ver ni escuchar,  y mucho menos obedecer, así que voy a hacernos un favor—No puedo evitar rodar los ojos— Ya hace dos años de lo de tu accidente, y lo único que has hecho es vaguear por la casa.

Yo no diría tanto vaguear, había aprendido a la perfección dos idiomas. Y eso me servía para leer en cuatro, por lo que no podría llamarle a eso perder el tiempo. Seguro había batido un récord de libros leídos anualmente.

—Dejaste el instituto porque el doctor así lo recomendó, pero ya tu tiempo de procrastinación expiró— Continuó ajena a mis pensamientos— He decidido que retomarás tus estudios en una institución como los chicos normales de tu edad, ya tienes 16 años y no sabes nada del mundo. Tu hermano...

Aunque me genera cierta molesta el que dejara implícito que me considera anormal, solo la interrumpo ante lo verdaderamente importante.

—Medio hermano— Ese era un punto que no se podía pasar por alto.

Me mira inexpresiva antes de continuar su perorata.

—Tu hermano con la excusa de tu... Problema- Hermanastro- se dedicó también a hacer nada por su vida. Ambos han vacacionado por dos años y es hora se que sirvan para algo.

La dulce motivación de mamá.

—Madre— No puedo evitar el fastidio que empaña mi voz—No hay nada que den en los colegios que no pueda aprender desde casa. De igual manera, no me apetece ir a instituciones mediocres a tomar lecciones que ya conozco, soportar niñatos que lo único que hacen es hablar estupideces, y dónde reina la preferencia por los riquitos.

Tu también eres una riquita.

—Ahí te equivocas, cariño. No estarás en un colegio ni remotamente cerca de aquí— Dijo como que si la idea fuera absurda— El instituto donde vas a ir está fuera del país.

Conexiones OscurasWhere stories live. Discover now