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             "Un oscuro destino"

Un día antes...

Corrí, con un nudo en la garganta, hacia las afueras de la aldea. Mis padres estaban muertos y estar en lo que alguna vez llamé hogar era agobiante. La culpa que sentía me consumía cada vez más, al punto de no poder soportarla.

Es mi culpa.

Corría pero sentía que no avanzaba. Estaba estancada. Cuando me vi en medio del bosque, grité con dolor. Sentí que mi corazón gritaba y lloraba en agonía sin poder creer lo sucedido. Me senté, apoyada en un árbol, tomando mis rodillas y escondiéndome en ellas.

La vida me estaba poniendo una prueba y esa prueba era la muerte de mis padres. La vida shinobi... la vida ninja que llevo asesinó a mis padres y tenía toda la responsabilidad de su muerte. Mis manos estaban manchadas de sangre. Estaba quemándome; mis manos estaban ardiendo. Podía ver la sangre en mis manos, que a pesar ser invisibles, sentía su muerte en mis manos.

Fue mi culpa.

—¿Qué haré?—me decía a mi misma mientras no paraba de sollozar.

No podía dejar de llorar, cuando escuché pasos y su chakra en particular, que podía reconocer a corta distancia. ¿Por qué justamente en este momento?

—Sakura.

No alcé mi mirada; estaba hecha un desastre y mi rostro estaba hinchado de tanto llorar.

—¿Por qué estás así?—preguntó después de no haberle respondido.

Una vez más, callé. No quería llorar más, no quiera decirlo... porque decir que mis padres murieron, era reafirmarlo.

—Sakura—se acercó completamente hacia a mí.

Alcé mi vista un poco y me encontré con sus hermosos ojos negros. Como siempre, me asustaba el vacío que veo en sus ojos.

—¿Qué te pasa, Sakura? ¿Alguien te hizo algo?

Mis ojos se cristalizaron aún más.

—Dime.

—Mis... mis padres... murieron. Fueron asesinados.

Su mirada cambió y pude sentir su empatía conmigo. Él sabía perfectamente lo que significa que te arrebaten lo que más amas.

—Levántate—tomó mi mano y le hice caso.

Nuestra diferencia de estatura se pronunciaba más al estar frente a mí y por alguna razón, me sentía más pequeña que antes. Demasiado vulnerable. Aún así, no quería mirarlo a los ojos.

—¿Por qué fueron asesinados?

—No podría decírtelo ahora... No puedo decírtelo... ¡No puedo!—sollocé, a duras penas podía hablar.

—Mírame, Sakura—ordenó con voz autoritaria.

Con miedo, volví a encontrarme con sus ojos y éstos, tan negros como la noche, me atraparon.

—¿Sabes quién fue?

Asentí.

—Solo sé que Danzō está involucrado... con la muerte de mis padres—balbuceaba.

Me dolía tener que decirlo.

—Al parecer, ahora tenemos el mismo camino, Sakura—dijo lentamente—Tus padres fueron asesinados, ¿merecían eso?

—No... No lo merecían...

—Entonces, ¿qué quieres hacer?

—Yo... no lo sé.

—Bien. Te arrebataron a las personas que más quieres y no harás nada, ¿será así?

—Tampoco... Yo...

—Ahora puedes entender lo que sentí al irme, ¿cierto? No hay otro camino, aun cuando desees que lo hubiera.

Limpié mis lagrimas y comprendí. Sasuke tenía razón y ahora entendía lo que pasaba por su cabeza al irse. Alguna vez le dije que la venganza no iba a traer felicidad ni a Sasuke ni a mí, ni a nadie. Pero... las circunstancias cambiaron.

—Tienes razón, Sasuke. Tengo que irme y... vengarme.

Hubo un corto silencio entre nosotros, Sasuke estaba tratando de leerme y entender que me sucedía. Finalmente habló:

—Nuestro camino es la oscuridad, Sakura. De ahora y en adelante—carraspeó—Pero... desearía que ese no fuese tu camino.

—Es lo único que quiero, Sasuke... Vengarme.

—¿Estás segura de eso?

Una oleada de firmeza acompañada de una pizca de odio envolvió mi mente. Estaba segura: tenía que vengar la muerte de mis padres.

—¡Sí! Estoy segura... Ese bastardo de Danzō tiene que pagar—hablaba pero parecía que mis palabras eran escupidas con repudio.

—Bien. Mañana vendré por ti—dijo decidido.

—¿Uh? ¿Qué quieres... decir?

—Como te dije, nuestras caminos se alinearon. Hay que hacer esto juntos. Pronto empezaré mi plan, Sakura—añadió—Viajaré en busca de un escuadrón para comenzar mi venganza y quisiera estuvieras a mi lado... Vendrás conmigo, ¿cierto?

En ese instante momento, la imagen de Itachi pasó por mi mente como un forastero, fue cuando el remordimiento entró por unos segundos.

¿Estaba haciendo lo correcto? ¿La oscuridad siempre fue destinada para mí... al lado de Sasuke? ¿Hundirme en la venganza era la opción más viable?

Entonces, con una mirada temblorosa, capté los ojos de Sasuke posados sobre mí.

Sí, era lo correcto.

Aquella afirmación entró a mi mente al encontrarme con sus vacíos ojos y podía afirmar que jamás había estado tan decidida sobre algo: Sasuke y yo siempre estuvimos destinados a estar juntos.

Nuestros caminos se han enlazado una vez más; Sasuke es mi hilo rojo el cual siempre vuelve a atarme a él como un imán. Su mirada me da fuerza, y cuando estoy a su lado, no tengo miedo de nada.

Sasuke y yo tenemos futuro, en la oscuridad. Él estará para mí y yo estaré para él: siempre ha sido así. Está escrito en nuestra alma.

La venganza y Sasuke son mi camino.

—Sí, Sasuke. Iré contigo.

Me ofreció su mano, y por un instante, recordé su negativa hacia el afecto. Pero conmigo siempre ha sido diferente, desde que éramos genin. Siempre dejándome entrar lentamente a su vida, y para su pesar, siempre estaré dispuesta a aceptarlo. A él y a su oscuridad.

Tomé su mano delicadamente y su fría mano, a comparación de la calidez que irradia Itachi, llenaba mi alma. Su silencio y frialdad, que tanto me dolían, ahora reconfortaban mi ser.

—Mañana vendré por ti.

Sonreí, y recordé cuando me buscaba en aquellos tiempos de genin. Eran tiempos tan diferentes y fáciles.

—¿A la misma hora?

Logré sacarle una media sonrisa. Sasuke recordaba nuestros encuentros. Tanto como él y como yo, eran nostálgicos recuerdos que alguna vez vivimos algo significativo. Nuestros recuerdos eran una viva prueba que alguna vez, fuimos felices, teniendo una vida ligeramente normal.

—A la misma hora, Sakura.

La Luz de los UchihaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ