Black Onyx [1]

CAPÍTULO 4

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NUESTRA SANGRE

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JESSICA FAVRE

Le doy la última calada a mi cigarrillo antes de entrar al estudio.

Todo se veía tranquilo en el bosque, los alrededores del castillo se encontraban en paz, parecía detenerse en el tiempo cada vez que yo lo observaba, cada hoja desprendiendose de la rama la oía, y los pequeños animalitos hacian ruidos avisandome que estaban bien.

Antes de que pudiera siquiera pestañear, llega a mi lado con su agilidad de vampira, sonreí por su excelente puntualidad, dandole un vistazo a mi reloj de muñeca.

—Oí que encontraste tu mate.—Su tono era empalagosamente sensual, y no perdió tiempo para poder tocarme. Deslizó su mano encima de la mía, para quedar frente a frente.

—Tú sabes como cagar el ambiente, Bayle — La volteo a ver.

Tenía el vestido rojo escotado y pegado a su cuerpo que tanto me gustaba, su cabello castaño estaba amarrado en una cola alta. Bianca Bayle, no puedo negar que tiene un cuerpo jodidamente perfecto, me fascinan las cinturas pequeñas

— ¿Donde lo oíste?— pregunte.

Sin quitarme eso enloquecerdores ojos azules y comienza a jugar con los botones de mi camisa

— Me advirtieron en la entrada — sus segundas intensiones van hacia mis labios, rozandolos con los suyos.—¿Te gustó?

Pongo los ojos en blanco, esperando que no fuera el show de celos de todas sus visitas.

—Te tengo un trabajo—Voy directo al punto. Aprieta los labios, dandome un mirada expectante.

—Hablando de cagar ambientes— Se separa de mí— Usalmente llamas para cogerme, esto es nuevo, ¿Qué quieres?

—Necesito que vayas con tus encantos de vampira, y me consigas la ubicación de Atlas.

Alza sus cejas haciendo una mueca de indignación.

—¿El híbrido?

— Te has vuelto más rápida, Bianca — Me burle, entrando al estudio para beber algo pero ella se interpone entre mi whisky y yo.

La mueca en su cara esperaba que estuviera bromeando.

— La última vez casi me comió, y hablo en sentido literal.

—Porque fuiste en luna llena— la empuje para ir a servirme un vaso de whisky.

Aprieta sus puños, y sus mejillas enrojen, molesta.

—Veo lo mucho que te importo, alfa.

—No tienes ni una idea — respondí, mientras tomaba la botella, al sentir su silencio y sus ojos pegados a mí decido preguntar— ¿Quieres beber algo antes?  Tengo vodka, whisky, y una coca-cola de fresa, no sé cómo llegó eso aquí...

—Jessica, no iré —me interrumpe.

Gire hacia ella, y con seriedad, dije.

—No te pregunte, es una orden.

—Pero él quiere mi sangre— le lanzo la lata de coca-cola y ella la atrapa confundida.

Camine hasta mi escritorio y me siento en mi silla.

—Usa eso como estrategia— Disfrute el sorbo que le doy a mi bebida cerrando los ojos por un segundo esperando que Bianca ya no estuviera aquí, para mi desgracia, ella seguía mirándome como estúpida.