CAPÍTULO 15

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LO QUE OCULTAS

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(Esa misma noche)

JESSICA FAVRE

Bajé al subterráneo.

Dos guardias armados protegían la única salida del lugar, ellos se inclinan con devoción al verme. Y abren las puertas. Oigo las voces más claras mientras me acercaba al fin del pasillo, me lamí los labios por última vez y ordené mi ropa que ella había desordenado.

Vicente al verme entrar a la planta alta del calabozo, se me acerca a grandes zancadas con los puños apretados.

—¿Dónde carajos te metiste?-Pregunta en un susurro.

—Eso no te importa —Espeto de la misma forma. Comienza a olfatearme con recelo —Me extrañaste ¿O qué?

Me dedica una mirada acusadora, seguida con una interrogación masiva que ignoré por completo. Seguí mi camino hasta bajar las escaleras a la planta baja y última. Atlas Belanger descansaba en una silla de piedra pegada al piso, con diez cadenas de metal sólido en cada brazo y pierna.

Él es primer vampiro en convertirse en híbrido y no tener efectos adversos, sólo la fuerza de 10 licántropos y las habilidades sobre naturales de 10 vampiros, y peor: La inmortalidad de un Alfa. Él que ha causado tantos desvelos y malos ratos a mi familia; 100 años pisándoles los talones, pero nunca atraparlo, siempre se mantenía alerta y era escurridizo.

¿Qué cambió? ¿Cómo logré atraparlo?

No le quitaba los ojos a Diana, encandilado por ella; casi como en un trance del que se negaba a despertar.

En la escuela católica de niñas en Marcella, Italia/2013; unas de sus peores mantanzas. Un devastador ataque que sacudió a la iglesia católica y al Vaticano, dejando a 120 jóvenes y monjas muertas; sin rastro de sangre en las venas. Una chica de 17 años desaparecida, una pequeña y pecosa chica con impecable registro académico: Diana Ayleen Sodano.

Atlas mató a 120 humanos sin pestañar, y la dejó vivir aún con su insaciable gusto por la muerte. Él la conoció, él vio algo en ella que le impidió decapitarla como todos los demás. O simpletemente se le escapó.

Diana es el único ser vivo en el mundo por la que ha tenido piedad. Y por eso la necesitaba en el cementerio: asustada e indefensa. Una distracción. Atlas puede ser ese alguien en el pasado de Diana quién responda todas las incógnitas.

—Pero que aroma tan sublime—Vociferar al verme. —Creo que reconozco ese perfume.

—¿Ah sí?

Él mueve un poco las muñecas provocando un ruido con las cadenas.

—No es tu esencia de Alfa suprema—Aspira con profundidad en mi dirección. — Es un perfume delicioso, único e inigualable; como extraño tenerlo inmerso en mi cuerpo.

Apreté los dientes, y sin pensarlo, le doy una patada en el estómago con claras intensiones de sacárselo. Atlas escupió grumos de sangre, que cayeron en sus zapatos. Lo tomé de los cabellos de la nuca y levanté su cara para mirarlo frente a frente. No le temía, podía igualarme en fuerza, pero estaba preparada para matarlo si me daba más problemas.

—¿Qué hiciste con ella ese día?— Pregunte al borde de un ataque.

Sus ojos verdes se iluminaron.

Black Onyx [1]Where stories live. Discover now