CAPÍTULO 22, PARTE 2

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GISELLE MÜLLER

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JESSICA FAVRE

(Esa misma noche)

La olor a licantropos en este lugar era insoportable, pocos integrantes de mi familia eran vampiros, y solo hay una en esta mesa, la luna de Asia, nerviosa y temblorosa al lado de su alfa.

En la mesa habían dos lunas y dos alfas, y los demas era sus hijos mayores, Betas y alfas, todos ellos con el ego de  licantropo y creen tener alguna opinión importante.

Gracias a la Diosa, mi tía Alessa está aquí para controlar a la jauría Favre, porque honestamente, no tenia ni ganas de discutir hoy.

Marco, un primo lejano, siguió con parloteando enfurecido.

—Deberíamos atacar, no escondernos. Además, desde cuando toma la salida fácil, Alfa—Cuestiona.

—Mmh, irónico— Exclame burlesca —Viniendo de un cabron que sólo levanta el culo para recibir el cheque que le da su papito.

Alessa suelta una carcajada, para después llevarse el cigarro a la boca, exhalando una gran cantidad de humo. Él vuelve a su asiento, con las mejillas rojas, avergonzado. Theo Favre, carraspea para llamar mi atención.

—¿Dónde esta Amina Belanger, Alfa? —Pregunta, un poco distraído, escucho su pie chocar con el piso una y otra, parecía nervioso. El rostro de su luna cambia a un color rojo, y solo baja la mirada.

Suspiré. Me preguntaba lo mismo.

—Ella tuvo una emergencia —Mentí con facilidad.

Michael quiso volver al tema principal.

—Vicente no ha presentado mejora desde hace dos semanas, cuando cruzó el límite y fue atacado—Comenzó —Una daga de plata, nada más, no hay símbolos y hiervas malditas.

—¿Y que vio Vicente? —Pregunta Alessa.

Él me miró, y le respondió a su tía.

—Nada, solo tenemos el testimonio de Diana Ayleen Sodano. —Sonó disgustado —Una vaga visión de un pájaro gigante negro.

Varios rieron en bajo. Alessa me mira, con el ceño fruncido, su mirada destelló de curiosidad, una peligrosa.

—¿Que hacía tu luna dentro del límite?—Preguntó.

Todos me miraron, querían algo que juzgar de ella. Seguramente mamá ya les habia metido cosas a la cabeza, Diana no lo notó, pero todos se la quería comer viva en la sala.

—Una equivocación con un hechizo—respondí sin mucha importancia.

—Creo que la verdadera pregunta es cómo sobrevivió al limite— Comenta uno.

Papá, repuso, solo para molestarme.

—¿Están seguros de que no lo inventó? ¿No dijiste que era una chiquilla con problemas de memoria?

Eso provocó un alboroto de susurros, todos sobre Diana.

Apreté los dientes, me le quedé viendo un buen rato y él no quitaba su sonrisa estúpida. Un celular sonó, acabando con el silencio que generamos. Alessa lo sacó de su abrigo elegante, ojeó el nombre, alzó la mirada hacia nosotros y dejó el cigarro en el cenicero. 

Y contestó. Me recarge en la silla, y pase la mano por mi mandibula, para despitar la molestía.

—Estoy en reunión, Victoria—Espetó en un susurro, un poco delicada, para dirigirse a una de sus esposas—Amor, no creo, bien, yo hablaré con nuestro hijo, okey. Te amo, mi vida.

Black Onyx [1]Where stories live. Discover now