Black Onyx [1]

SEGUNDA LUNA

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El PASADO CON LUNA LLENA

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DIANA AYLEEN

La verdad estaba muy emocionada por conocer a la madre de Carlos, él me contaba lo maravillosa y dulce que ella es, es más linda de lo que describió. Sus ojos azules no tenían comparación, era como el tormentoso océano.

Me siento a su lado. Movió su cabello castaño a un lado, dejandome ver su delgado y fino rostros, aclaró su garganta para poder hablar.

Su sola presencia la hacía ver elegante, una persona distinguida.

—Eres un desastre —Masculla groseramente, eso me sorprendió demasiado.

Nunca imaginé que comenzaría así.

—Yo...

Junta el entrecejo enojada.

—Cállate, yo estoy hablando —Doy un pequeño brinco al escucharla, hace años que nadie me hablaba así— Sin duda alguna, no te mereces ser llamada Luna suprema. Doy gracias a la diosa que el vínculo sea con Liayh y que no involucre a mi hija.

Baje la cabeza.

—No tienes el porte y la educación para ser la mate de un omega siquiera. Jessica no esta acostumbrada a chicas de tu tipo, sin gracia ni belleza, me pide con desespero que te remplace por una mujer de verdad con tal de no casarse contigo— Escupe venenosa— No puedes llevar nuestro apellido, la manada ha esperado una luna suprema digna y hermosa, no como tú, una huerfana sucia.

Apreté mis puños a los costado, debía quedarme callada si no quería volver al calabozo. 

—En menos de dos meses ocasionaste que mi hija perdiera el control, y una invasión al castillo.

—No fue mi culpa. —me defendí cabizbaja.

—Tu solo existencia en este castillo es tu culpa.

Sentí un punzada en el pecho, me atreví a mirarla. Sus ojos no había la dulzura maternal que tanto presumía Carlos, solo eran un par de fríos e inexpresivos ojos. Un enojo desconocido corrió por mis venas, nunca me había sentido así. Las manos me sudaban y mis dientes dolían.

—No planeo quedarme mucho tiempo, Ravena—Trate de ser cortez pero las palabras se salían por si sola de una forma iracunda.

Ella me ve, ofendida.

—Señora Favre para ti.

—Yo te digo como se me da la gana — Le digo sin tartamudar—Y no eres la única desilusionada aquí.

Sin esperar una reacción de ella, me levante del sofá y me fui a zancadas de ahí.  ¿Qué demonios le pasa? No espero ser del gusto de su maldita hija, si ella no me quiere mejor aun, tarde o temprano me ire de este lugar.

...

La noche había caído, perdí el apetito luego de la conversación con Ravena, no he salido de mi habitación, además bloquee la puerta con el mueble de espejo, no recuerdo como. 

Estaba enojada. Y ahora asustada. ¿Qué rayos me pasaba? Yo no soy así. 

Una lágrima de impotencia cae en mi cuaderno de dibujos. Levante la mirada a la luna llena que brillaba opacando a los pequeños puntitos en el cielo.

—Quiero que esto acabé, por favor. Quiero que mi vida solo me pertenezca a mí —Pedí a Luna.

Todos estos cambios hormonales en mi cuerpo, en mi cabeza, todo era culpa de Jessica y Liayh. ¿Por qué yo? Ravena tenía razón. Era un desastre, y no soy especial, sin gracia ni belleza; lo que me hace tan especial es tener un vínculo dependiente con una Alfa, ni siquiera soy especial por ser yo.