Capítulo 11

4K 223 8
                                    


Le gustas

Furia.


Ese es el único sentimiento que siento en este instante. Mi sangre hierve de la impotencia que estoy reteniendo para no cometer una locura.

Aveces me planteo si los hombres son pendejos de naturaleza o solo les encanta estar en ese modo siempre.

Siempre les gusta acercarse a una mujer, ser un caballero o un imbecil (cualquiera de los dos que le gusta a una mujer) cometen un error y nosotras los mandamos al carajos y ellos te dicen palabras que hieren en lo más profundo. Pero de repente hacen algo que inexplicablemente te encuentras envuelta y luego te convencen que cometió el error y quiere que lo perdonen.

Simplemente no me explico el porqué hacen eso. Son unos jugadores de sentimientos que te provoca cortar su cuello y dejar que sufran desangrándose poco a poco.

—Tus pensamientos asesinos me perturban— Una voz masculina bastante aterrada me saca de mis pensamientos.

Eric recién llega del trabajo y trae una cara de tenerme miedo en estos momentos.  Ups, creo que pensaba en voz alta.

—Tu cuello está a salvo de mis planes querido cuñado— El suelta un suspiro de alivio.

—Que bien, ya decía que no hice nada malo para que quisieras matarme— Deja su maletín en la entrada de la sala y se sienta a mi lado — ¿Qué te ocurre?

—Estoy bien Eric, nada de que preocuparse— Toco su cabello alborotandolo un poco.

—Entonces explica tus pensamientos sanguíneos — Eleva una ceja esperando que le responda, suspiro mientras me acomodo en el sofá

—Keyra cubrirá un evento privado, Sebastien Abans y dos empresarios más son los anfitriones — Eric asiente.

—Keyra me llamó en medio de una reunión, me contó todo y estaba emocionada—

—El caso es que Sebastien la contactó para que me convenciera de ir al evento y ser su acompañante — muestra una sonrisa pícara y mueve sus hombros.

—Tendrás una noche fogosa — Ruedo los ojos. Como si eso fuera emocionante.

—No digas tonterías — Me levanto tomando mi chaqueta verde militar .

—Acepta que el hombre te atrae, tu le atraes a él. Son imánes cuñada y deja de huir ¡cobarde! — Eso último lo grita cuando salgo de la casa.

Rio ante las bobadas que dice Eric, ese témpano de hielo engreído no le gusto. Ni en sus mejores años podría hacerlo.

Sus acciones dicen mucho y eso me deja claro que no está dispuesto a sentir algo más que atracción física por mi.

Como si de una ladrona fuera, entro al auto de Eric con las llaves que le robé sin que se diera cuenta y conduzco hasta la casa del Señor Caliente.

Un estúpido apodo, pero le queda perfecto con la cara tan sensual que tiene el muy patán.

Al llegar los guardias me reconocen y me dan acceso a la casa.  Sonrio al saber que estos hombres serán regañados por señor caliente cuando sepa que no le avisaron de mi llegada.

Pero esa sonrisa se esfuma cuando recuerdo a que vine. Dejarlo en su lugar.

El mayordomo abre la puerta y antes de que pueda anunciarme, ya estoy caminando hasta el despacho de Sebastien. Sin ninguna pizca de educación abro la puerta muy fuerte y tres pares de ojos voltean a verme.

El placer de Sebastien (M3) Where stories live. Discover now