Epilogo

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Jungkook jamás se detuvo a pensar que algún día su vida se llenaría de tantos colores, brillantes y hermosos. Que la mayoría de sus metas se verían reflejadas frente a sus ojos y que las personas más importantes en su vida estarían a su lado viéndolo crecer día con día.

Su último año de universidad había sido tan duro y difícil de sobrellevar que más de una vez, todo su esfuerzo y avances fueron a parar a la basura. Jungkook salía de sus estados depresivos con una vergüenza infinita que le hacía no querer ver a su novio a los ojos. Pero entonces Hoseok lo abrazaba, besaba sus cabellos y labios con total ternura diciendo que todo estaría bien, que solo era un mal momento, que era fuerte y que podría soportarlo, pero que no estaba solo y debía darse cuenta de eso.

Era cierto que salir de la depresión no era algo sencillo y no era algo de lo que podías salir rápido. La mayoría de depresiones tienen cura, pero hay tratamientos que se debían seguir al pie de la letra para prevenir recaídas, debía ser manejado con atención y con personas especializadas en salud mental. Sus medicamentos era algo de lo que se quejaba de vez en cuando, odiando cuando olvidaba tomarlos o simplemente odiando cuando debía hacerlo. Pero sabía que todo era por su bien, y hoy en día, estaba agradecido de no haber dejado esa perseverancia que ahora lo caracterizaba.

Y en termino de aceptación y amor propio, bueno, Jungkook no se consideraba un narcisista de primera pero, gracias a su maravilloso novio y mejor amigo, ahora a sus casi 22 años, el castaño se miraba al espejo y sabia porque las personas solían decirle lo atractivo que era la mayoría de las veces. Las marcas de su adolescencia seguían ahí, pero ya no era algo que le preocupara al grado de hacerlo llorar, hoy en día, sabía que era algo normal, que toda persona las tenía, incluidos esos bonitos modelos que envidiaba de las revistas a sus 18 años. Ahora podía sonreír con un poquito más de confianza y sus anteojos se habían vuelto más que indispensables en su vida.

Sus ojos brillaban con tanta intensidad al ver frente a él una de sus metas ya cumplidas. Con el pecho revoloteándole con emoción suspiro, sintiendo unos cálidos brazos rodear su cintura desde atrás. Hoseok, con una sonrisa enorme, apoyo su barbilla en el hombro del castaño, mirando con adoración el perfil del menor.

— ¿estas feliz? — pregunta el peligro, aunque por sus adentros sabía muy bien la respuesta.

Jungkook asiente, acariciando el dorso de las manos ajenas que entrelazadas, descansaban sobre su estómago. —Lo estoy — responde, y el abrazo se hace aún más fuerte — Sabes que el abrir mi propio estudio de fotografía era mi más grande sueño, hobi.

Hoseok besa la mejilla de Jeon sonoramente —. Lo sé, y no sabes lo muy orgulloso que me hace ver que lo has logrado, kookie.

Jungkook suelta el que cree es su quinto suspiro del día, no sabiendo cómo expresar todo lo que sentía dentro de sí en esos momentos. Eran tantos sentimientos encontrados que sus ojos picaban con lágrimas retenidas en ellos.

A su cabeza llegan recuerdos del pasado. Del aquel niño, que solo, hecho una bolita en su sillón, lloraba incontrolablemente por no sentir motivación en nada. De ese niño que con sueños enormes luchaba hasta quedarse sin aire y sin fuerzas y que, sin embargo, no veía resultado alguno. De aquel adolescente que no veía salida de su hoyo depresivo y que vivía día a día lamentando su existencia.

Los recuerdos lo golpean como un balde de agua fría y se pregunta, ¿habría sido capaz de salir adelante por si solo?

Quizá sí, quizá no, miles de respuestas llegan a él pero solo una es la correcta, y aunque pareciera difícil averiguar cuál, sabía que aun tenía el tiempo suficiente para ello. No se estresaría de nuevo por motivos que aun desconocía, seria paciente y no haría una tormenta donde solo quería un arcoíris.

"I Like You" - HopeKookWhere stories live. Discover now