1.- Personalidad brillante.

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—Realmente creí que hoy tampoco vendrías— fue la suave y delicada voz de su mejor amigo quién lo recibió en la entrada de su universidad.

Jungkook niega y sonríe si ganas. El rubio lo observa, desde lo alto de las escaleras. Su bolso colgando sobre uno de sus hombros y sus brazos cruzados sobre su pecho. Él no sonríe, pero Jeon sabe que no está del todo molestó.

Después de todo, JiMin jamás podría estar realmente molesto con él.

—No puedo estar toda la vida encerrado en casa, ¿Cierto?— pregunta en respuesta, subiendo las escaleras con pasos desganados hasta encontrarse frente al de ojos avellana—. Aunque quisiera, hyung, no puedo hacerlo.

Park JiMin, un chico un año mayor que él, mejores amigos desde tercero de primaria, el primero en hablarle cuando su madre decidió mudarse de barrio y por consecuencia, inscribirlo a él en un nuevo colegio. Jungkook jamás fue bueno socializando, siempre tan callado y aislado. Por lo que, totalmente agradecido está de que haya sido JiMin y no alguien más quién se le haya acercado esa vez en el receso. Y aunque en un principio Kook no mostraba interés en su amistad, poco a poco el rubio fue ganándose su confianza y un pequeño espacio en su corazón.

Y ahora eran casi como un par de hermanos. Siendo JiMin el más sobreprotector de los dos.

—JungKookie...— JiMin lo llama, y en su voz y rostro se ve el descontento y preocupación. El castaño sigue sonriendo frente a él, como si el día anterior Jungkook no lo hubiera llamado durante la tarde sintiéndose como la mierda y llorando por cosas que el mismo rubio intentaba comprender.

—¿No tienes que entrar ya a clases, hyung? Se te hará tarde.

Y entonces él solo sigue caminando, entrando al edificio con un desconcertado JiMin observando su espalda. Y Jungkook se abstiene de voltear o esperarlo, porque sentía pena y vergüenza de si mismo. Porque odiaba que su mejor amigo lo mirará con aquellos ojos llenos de tristeza.

Jungkook odiaba romperse, tener ataques de ansiedad y depresión. Pero más odiaba necesitar a alguien que lo sostuviera en esos momentos. El rubio siempre ha sido su primera opción, pero últimamente estaba tratando de evitar aquello. Había fallado el día de ayer, estaba más que claro.

—Solo quiero saber cómo estas, kookie— el mayor murmura, habiendo corrido la parte del pasillo recorrido por el pelinegro—. Ayer tú...

—Ayer solo tuve un mal momento, ¿De acuerdo?— Jungkook interrumpe, deteniendo sus pasos por un breve momento—. Así que, hyung, en serio. Deberías ir a clases, yo iré a las mías. Te veo en un rato.

Y sigue su camino. Dejando detrás a la persona que sabe, es la única que sería capaz de escuchar sus problemas en sus días malos. Sin embargo lo evita, queriendo tener con JiMin solo momentos felices. Aunque estas duren solo un par de horas o incluso solo unos cuantos minutos.

(...)

Las dos primeras clases del día pasan rápidas a excepción de días anteriores. Jungkook se sorprende al escuchar a su profesor despedirse al mismo tiempo en que sus compañeros se levantan de sus asientos y salen del aula.

¿Él acaso se ha quedado dormido? ¿O es que en serio se ha quedado vagando por sus pensamientos que no ha puesto ni mínima atención a la clase?

Un suspiro sale de entre sus labios, tan bajo y débil como si hasta el respirar fuera un gran esfuerzo el día de hoy. Y quizá no solo sea hoy, quizá lo es desde siempre, pero eso es algo a lo que Jungkook está ya de cierta forma acostumbrado.

Con movimientos lentos y lánguidos, el castañito se pone de pie, comenzando a guardar sus cosas dentro de su bolso. El salón se ha vaciado por completo, a excepción de su propia persona. A Jungkook jamás le ha interesado el crear lazos de amistad con alguien más que comparta sus mismas clases. Con JiMin le bastaba, aunque solo pudieran verse en los pequeños descansos que tenían.

"I Like You" - HopeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora