Veinticuatro

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Narra Hoseok

Siempre creí que criar a un bebé era muy difícil porque era un ser humano en miniatura que lloraba para pedir algo. Y tú tenías que encontrar el problema que lo molestaba y arreglarlo para tenerlo tranquilo y feliz. Hubo muchas veces en las que fui junto con David al hospital porque YangMi no dejaba de llorar.

También hay que cuidarlos y consentirlos mucho más cuando llegan los días de vacunación. Lloré junto con mi hija cuando le pusieron su primera vacuna. Cindy se rio al final de mí, pero ella debía entenderme. No era fácil para mí ver cómo le clavaban una aguja en su piernita y escucharla llorar por el dolor. Tuve que soportar mucho luego de la inyección.

Seguí los consejos de Cindy cuando le dio fiebre y cuando lloraba por la incomodidad del pinchazo. Para mi suerte David me ayudó a cuidarla y mantenerla tranquila. Esos días no dormí bien por la preocupación y cuando YangMi volvió a su habitual rutina de dormir por largas horas luego de succionarme toda la leche que tenía pude estar tranquilo.

Era muy complicado cuidar a otro ser viviente muy dependiente de ti, pero todas las noches de desvelo y dolor valían la pena. No había nada que me hiciera arrepentir de haberla tenido. Amaba tanto a mi hija que no me importaría dar mi vida por su seguridad, si me pidieran morir mil veces por su bienestar, mil veces moriría, encontraría la manera aunque no fuera posible.

El tiempo pasaba muy rápido y cada vez más mi princesa iba creciendo y aprendiendo cosas nuevas, ahora tenía el vicio de mientras que tomaba leche llevaba su pequeña mano al otro pecho y empezaba a presionarlo. Tenía tan solo cuatro meses de vida y ya sacaba a relucir su inteligencia.

Quería tomar fotos de aquello, pero era muy vergonzoso verme en una foto con mis pezones hinchados. Ahora solo tenía fotos de ella llenando mi memoria del celular. Era hermoso ponerle conjuntos de ropa preciosa y tomarle fotos de cada gesto que hacía. Por suerte tenía un teléfono con buena memoria.

Estaba teniendo una vida tranquila aunque tuviera ciertos vacíos en mi vida, pero pasaron a segundo plano cuando mi hija estuvo entre mis brazos. Ella es lo más importante para mí, por lo que mi prioridad era su bienestar. Era mi energía diaria para no rendirme ante mi tristeza, no importaba cuanto tiempo pasara, seguía extrañando mi vida en Seúl, pero no iba a dejar que la tristeza hiciera de las suyas como al principio, ahora mi rayo de luz es YangMi.

Ahora mismo estaba arreglando mi pequeña cocina que estaba llena de adornos que me gustaron. Como no tenía visitas desde hace unos días y David no trabajaba los fines de semana desde que puedo moverme con facilidad por el departamento tenía tiempo y mucha calma para arreglar bien mi casa. Y siempre empezaba por la cocina porque me gustaba tenerla muy limpia y oliendo bien.

Es un día domingo, un día que solo estamos mi hija y yo. Con David teníamos un trato cuando pude caminar sin dolor y complicaciones, el primer mes trabajaba todos los días y hasta se quedaba a dormir en el sofá. Pero al pasar el tiempo fui necesitándolo menos y así al pasar los días dejaría de trabajar para mí. Lo quería tener en casa hasta que consiguiera una niñera especializada, por suerte tenía tiempo hasta que cumpliera cinco meses porque luego debía regresar al trabajo como lo propusieron los jefes.

Hasta ahora no tengo mucho en claro porqué eran tan buenos conmigo y lo siguen siendo. Era como tener a unos verdaderos padres cuidando de mí y era realmente reconfortante ver su interés y cariño en mí. Les estaba muy agradecido, a ellos y a mis amigos del trabajo que me dieron apoyo en mis días de embarazo y hasta ahora.

Cuando termino de arreglar la cocina tomo mis vitaminas con un vaso de jugo natural, debía consumir más vitaminas y comer más porque al ser un hombre que producía leche tendía más a poder enfermarme de anemia. Y también que debía alimentar bien a mi hija para que creciera sana y fuerte.

YangMi estaba dormida, pero era cuestión de minutos para que se despertara a pedir comida. Ya me sabía su horario gracias a que David me ayudó a acostumbrarla a ello para no tener problemas en un futuro. Y ahora que lo recuerdo, pasaron más dos semanas desde la salida que tuve con David y allí confirmé que era solo como un amigo para mí. No me sentía atraído de manera emocional por más que puse esfuerzo en ello y aunque quise al principio intentarlo mi pensar cambió en estos días.

Voy a la sala y llevo mi aspiradora de mano y un spray de agua, iba a limpiar muy bien la sala e iba a empezar por la gran alfombra que compré para cuando YangMi empezara a gatear y no le dolieran sus pequeñas rodillas, estaba tarareando una canción de Sam Smith cuando el timbre sonó y eso me confundió porque no esperaba a nadie, tal vez era un vecino. Me levanto y me quito los guantes para ir a abrir la puerta.

Reviso mi ropa para limpiar cualquier suciedad. -¡Voy!- digo en alto cuando el timbre suena de nuevo. No quería que despertaran a mi hija y se pusiera de mal humor por no dormir hasta el último minuto de su siesta. Así era YangMi, si no se despertaba por ella misma, se ponía de mal humor y se ponía a llorar hasta que se le pasara todo el mal humor. Conocía muy bien a mi pequeña.

Pongo una sonrisa dulce, tal vez era David que vino porque quería saludar a YangMi. Abro la puerta para ver quién era la persona que me buscaba. Siento mi respiración cortarse y mi mundo dar vueltas al ver al hombre frente a mí. No podía ser cierto y yo estaba soñando, en algún punto me quedé dormido y no me di cuenta.

-Hoseok, ha sido un largo tiempo.

Aquella voz, no pensé volver a escucharla. En serio esto debía ser un sueño, es imposible que él esté frente a mí. No podía ser cierto.

-¿Ya no me recuerdas? Solo me he dejado crecer la barba y ya no me reconoces. Soy el hombre al que abandonaste hace más de un año- cierro la puerta de golpe. Mierda.

Un pequeño recuerdo de ti [NAMSEOK]Where stories live. Discover now