37 | Ser una estrella

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37| Ser una estrella

HALLEY:

Bip. Bip. Bip, bip.

Bip. Bip. Bip, bip.

Oscuridad. Mi cuerpo cediendo ante un movimiento. Choco contra una puerta. Chillo todo lo alto que me permiten mis pulmones. A continuación, una luz cegadora. Lo siguiente es un ruido estruendoso, nos precipitamos al vacío. Y no hay nada. Nada salvo oscuridad.

Escuchaba ruidos alrededor de donde me hallaba, pero era incapaz de abrir mis ojos. Oí puertas abriéndose y cerrándose con una velocidad vertiginosa pero no era capaz de adivinar quien entraba y salía de ellas. Todo estaba oscuro.

Aquella imagen se repetía en el escenario lóbrego que tenía lugar ante mis ojos en mi mente y cada vez más detalles nítidos volvían para esclarecer la secuencia.

Bip. Bip. Bip, bip.

Bip. Bip. Bip, bip.

Aquel ruido estaba volviéndome loca. Marcaba las pautas, el ritmo que seguían aquellas escenas en mi mente una tras otra.

Vi a Ed incapaz de tomar una decisión que no nos perjudicara. Hans se lanzó decidido a tomar el volante con la preocupación asomando de forma desgarradora en sus ojos. Hache apretó mi mano. Me pegué a él mientras su brazo me aprisionaba contra su pecho mientras el cinturón de seguridad intentaba impedírmelo con su rigidez.

Otro movimiento brusco. Un volantazo.

Sentimos un choque en uno de los laterales del coche.

Y nos precipitamos al vacío.

—No tengas miedo —me susurró el chico a mi lado.

Pero ya era tarde, porque había vuelto a ceder el control a mis emociones y el vacío se acercaba de nuevo. ¿Cómo huir de él al saber que existía si su propia presencia imponente frente a ti había paralizado cada uno de tus sentidos?

¿Cómo no temer si alguien me había dicho lo mismo anteriormente y mi vida se vino abajo unos minutos después?

Escuché un grito a mi lado. Caí contra la puerta del coche porque el chico que me sostenía debilitó su agarre a causa del choque.

Solo podía escuchar un grito, una petición devastadora que no obtenía respuesta.

Segundos después, unas manos intentaban traerme de vuelta.

—Halley abre los ojos. Por favor abre los ojos, tenemos que salir de aquí... —aquella voz resultaba cada vez más lejana.

Le estaba escuchando, pero era demasiado tarde. Porque mi mente había vuelto a atraparme y el impacto quería llevarme consigo a un agujero negro del que no habría retorno.

Una lágrima se deslizó por mi mejilla. Aquella mano no supo detener su recorrido.

—No te duermas... —Aquel susurro lastimero me hizo ser consciente de que otra persona estaba cayendo y otro corazón había quedado fragmentado en el proceso.

De repente todo se desdibujó y en mi mente solo fui capaz de ver negro.

Escuché un sonido lastimero y confundida fui a buscar a la persona que suplicaba por ayuda. Acompañada por la oscuridad, mi tarea estaba resultando ser muy frustrante y mi ansiedad iba en aumento cada vez que le escuchaba y no era capaz de seguir su voz. Quería gritar, pero no pude, mis labios no eran capaces de despegarse.

Entonces lo vi. El chico de ojos claros estaba al borde de un acantilado y no despegaba su vista del suelo. Corrí hasta él con verdadera desesperación disparando mi ritmo cardíaco.

La Mecánica de los Corazones Rotos ✔  [#HR1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora