| Epílogo:

320 21 54
                                    

HALLEY:

Para la chica de las estrellas;

No sé ni siquiera como empezar a explicártelo todo, supongo que al fin y al cabo sí que seré la persona capaz de romper tu corazón a pesar de haberte prometido una y mil veces que no lo haría, y joder, no sabes lo difícil que se me hace porque yo sí que te quiero. Te quiero como nunca antes he querido a nadie.

Supongo que ya te habrás enterado: he perdido a mi tío y Hans no despierta del coma, así como tampoco tú despiertas del tuyo en el momento en que estoy escribiendo esto. Izar fue el responsable del accidente y también ha sufrido daños, pero por lo que se comenta en la planta del hospital, sigue con vida. La policía quiere interrogarlo una vez los médicos les autoricen.

En cuanto a mí, estoy bien. El accidente solo me ha dejado una escayola, un par de puntos y un cuerpo lleno de moratones, pero no son esos los que me preocupan, sino los internos.

No te lo había dicho antes porque realmente no había encontrado una necesidad para ello, creía que lo tenía todo bajo control, pero como tantas otras veces: me equivoqué. Aunque si te soy sincero, no comprendo muy bien nada de esta situación en la que me encuentro. No espero que me redimas por esto, advierto.

Tengo que marcharme. A España.

Y sí, es una obligación, no porque realmente quiera dejarte aquí, rodeada de desconocidos y repleta de heridas y cicatrices sin sanar. Sabes que antes me moriría a dejar que eso sucediese.

No cambié mi nacionalidad, y siendo mayor de edad en este estado mi visado ha quedado caducado. Lo descubrieron en el hospital cuando fueron a atenderme y me han mandado de vuelta a casa tras atenderme como era debido. Mi tío y yo andábamos solucionando los trámites necesarios con tiempo de antelación, pero hubo un retraso y un pequeño inconveniente me ha obligado a tomar la decisión de alejarme.

No sé cuánto tiempo estaré fuera, y se me parte el alma saber que no puedo estar a tu lado cuando más me necesitas.

Ni siquiera me dejan entrar a verte ahora, la policía lleva merodeando por este sitio durante días y no me quitan la vista de encima.

Sé el porqué, claro que sí, pero considero que ya tienes suficiente con esta carta como para recibir más información. ¿Y sabes por qué digo que te quiero aun a pesar de ser consciente de todo lo que está pasando a mi alrededor ahora? Porque sé que tú no has sido la responsable de nada de lo que están haciendo conmigo en estos momentos.

Quiero que tú, mi chica de las estrellas, sigas adelante cuidándote las espaldas, porque los hechos me demuestran que hay alguien intentando hacerte verdadero daño y desgraciadamente yo no sé quién es.

Se han deshecho de mí por un tiempo y, por el panorama que veo, el procedimiento de vuelta va a ser muy largo si tú no me ayudas. Aunque entiendo perfectamente que no lo hagas por todo lo que significa hacerlo.

Xander va a quedarse, él puede ayudarte. Solo tienes que ser valiente y contar tu historia, pero debes tener cuidado, por favor. Sé que tienes veinte años y que yo no soy tu madre, sino tu novio, pero intenta no olvidarte de eso.

Una vez me preguntaron qué era lo que sentía al verte. Idiota de mí respondí que eras una estrella que aún no había aprendido que brillaba con luz propia y que eso te opacaba y me entristecía. Eso fue lo que me motivó a seguir insistiendo contigo: querer hacerte ver que yo llevaba razón.

Hasta aquella noche, cuando tuvimos el accidente, mis ojos veían a una chica que empezaba a ser consciente de que podía comerse el mundo. No veían a una estrella, sino a una maldita constelación entera.

La Mecánica de los Corazones Rotos ✔  [#HR1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora