NCT [One shots]

Acompañante (Mark)

Entre estudiar ocho horas diarias y trabajar seis su vida se estaba consumiendo de a poco, no sabía si estaba cansada por la cantidad de esfuerzo que implicaba llevar a cabo su rutina o si por el sobreesfuerzo que también hacia por tratar de mantener una dieta balanceada, media hora de ejercicio y una pequeñita vida social que hasta el momento se reducía a su compañera de cuarto. Había días donde solo quería quedarse en cama, no mover ni un solo músculo y dedicarse a recuperar las doscientas horas de sueño que le hacían falta; a veces pensaba que si ese ritmo de vida no se detenía el próximo mes terminaría en el hospital.

Si bien era consciente que su cuerpo le pedía a gritos un descanso, también estaba muy al tanto que en el momento donde se atreviera a parar un segundo toda su vida se desmoronaría al instante. Debía estudiar ocho horas diarias porque era becada y el único requisito era mantener un promedio altísimo, estaba en su ultimo semestre y no podía darse el lujo de perder todo el esfuerzo de los últimos tres años y estaba obligada a trabajar porque tenía que pagar la renta, los alimentos y cualquier gasto que sus estudios requirieran.

Recuerda lo emocionada que estaba cuando aplicó a una universidad en Toronto, Canadá, aún cuando no sabía el idioma y estaría a kilómetros de su ciudad natal, nada de eso le importó, sin mirar atrás ni cuestionárselo se fue de su país dejando todo para perseguir su sueño de estudiar fotografía. No tiene idea de cómo hizo, si pudiera volver a elegir no lo haría, se quedaría en su país con su madre y sus hermanos, viviendo cómodamente sin preocuparse porque no tenía comida en la nevera a fin de mes o porque si no iba un día a trabajar entonces sería corrida de la residencia por no tener cómo pagarla.

Suspiró profundo dejándose caer en el sofá del pequeño apartamento que compartía con otras dos personas, sus compañeros de piso eran más de lo que sus nervios podían tolerar: el menor de todos era originario de Ottawa, pero se había mudado para conseguir mejores oportunidades de trabajo. La palabra caótico se quedaba corta para describir a Kevin Moon, era bulloso, desordenado y con tanta energía que podría correr una maratón sin siquiera cansarse; aprender a convivir con él había sido lo más desgastante de su estadía, los problemas que conllevaba el no manejar el idioma y las pocas normas de convivencia que podían establecer a través de las señas eran simplemente agotadores de recordar, sin embargo, agradece al molesto joven pues le ayudó con el idioma y a conseguir trabajo.

Su otra compañera era la mayor por solo un año, también era extranjera y a pesar de llevar casi cinco años en el país no había aprendido a hablar inglés sin enredarse o inventar alguna palabra, a Sakura realmente no le importaba estudiar o acoplarse a una vida lejos de su familia. Desde que la conoce, hace un año, trabaja como acompañante de hombres ricos y ostentosos no estudia porque realmente no lo necesita y todo el dinero que gana se lo envía a sus padres en Japón o lo gasta en ropa de marca para usar en las lujosas citas.

- ¡t/n! Tienes que ayudarme, te lo suplico - la tranquilidad que había adquirido al estar echada se esfumó cuando el delgado cuerpo de la mayor se sentó sobre su espalda.

- No voy a cubrirte en una de tus citas - con sus brazos empujó su pecho del sofá para que el cuerpo de la chica se parara también, un puchero cubrió el rostro de la rubia que ahora se había sentado en uno de los bordes del sofá.

- ¡Por favor! La paga es muy buena. En una noche harías lo de todo un mes - sujetó sus manos y la miró con ojitos de cachorrito.

- ¿Por qué aceptaste si no quieres ir? - se levantó del sofá para prepararse el almuerzo, agradecía que fuera viernes y esa semana no tuviera que doblar turnos.

- Ese hombre es realmente atractivo, pero necesita algo más que solo mi cara bonita - la pelinegra se giró asustada con los ojos abiertos como platos - ¡No es sexo! y no te lo estaría pidiendo a ti si fuera eso.