Capítulo 18: Cambios.

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Habían pasado solo un par de horas, horas donde nos dedicamos plenamente a descansar del complicado día

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Habían pasado solo un par de horas, horas donde nos dedicamos plenamente a descansar del complicado día. Pero SeokJin llegó a nuestras puertas acompañado de NamJoon.

—Los agresores se encuentran con la policía, pero tuvimos que venir urgentemente por ustedes, la guardia ya se encuentra aquí en la ciudad, no creo que tarden mucho en encontrarlos, es muy sencillo localizar a un ángel en la Tierra. —Mis labios se aprietan en una mueca mientras sostengo la mano de YoonGi, tensándome de solo pensar que tengo que volver al cielo.

—Bien, no nos queda de otra que ir, será más sencillo si nos entregamos por cuenta propia, —murmura Tae volteándonos a ver, —debemos ir, Minnie, ya has podido ver a YoonGi.

—Pero Tae, —las palabras se traban en mi garganta al escucharlo, no quería irme, no quería dejarlo, no quería tenerlo lejos, ese era mi mayor y único Infierno. —Tae no quiero, no quiero irme. —Mis labios tiemblan, mis ojos se nublan, quiero llorar, duele. Mi vida depende solo de estar a su lado.

Y en eso siento sus brazos rodear mi cintura, siento tranquilidad.

—Jiminnie, —habla mi hyung, —debes ir, debes enfrentarlos, debes ser fuerte. Volveremos a vernos, no será una despedida, bebé. Todo saldrá bien, ¿si? —Mi corazón late desenfrenado por sus palabras de cariño, me hacen sonrojar en cualquier momento y no me queda de otra que asentir y confiar.

—YoonGi, debes enseñarme tus trucos de manipulación. —Bromea Kim, yo arrugo mi nariz. 

—No puedes, Tae, solo Yoonie me convencerá. —Ambos ríen, y antes de que me de cuenta, todos estamos saliendo del departamento. Incluso Min, de quien no me separo en ningún minuto de la caminata hacia el sitio donde se invocaba el portal.

—Estaremos bien, somos suficientes testigos.

—¿Pero de qué? —Murmura el rubio, —ellos nos condenan por estar con un demonio y un humano.

—Nosotros somos testigos del amor, de que es real, y no hay nada más importante para nuestro superior que el amor.

—¿Superior? ¿Hablaremos con Dios? —Exclamo con espanto, no, eso no. Nadie lo conoce más que los propios Arcángeles. Los nervios volvían de solo pensar en tener que estar frente a una figura tan poderosa mientras otros ángeles revelan nuestros pecados a él.

Mi Preciado Humano [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora