Mi Preciado Humano [YM]

Capítulo 13: Amigos.

Las calles estaban bastante solitarias para ser horas después del mediodía, el sol estaba justo encima de la ciudad y pocos autos hacían presencia en barrios no tan recurridos. Pero aún así, yo creía que estábamos mejor sin tanta gente de por medio.

Así tomaba su mano con confianza mientras nos balanceábamos y hacíamos bromas de vez en cuando, charlábamos de cualquier cosa que queríamos simplemente concentrándonos en nosotros dos sin tener que estar al pendiente de nada más. Últimamente pasaba demasiado tiempo en la Tierra, y todo ello lo usaba para estar con YoonGi, no podía pensar en hacer algo más que no sea estar con él.

Siempre tenía la sensación de pasar el mayor tiempo a su lado, como si me lo fueran a arrebatar en cualquier momento, era mi manera de hablar y abrazarlo como si fuera la última vez que lo vería.

También muchos de los lugares que visitaba allí se me hacían cada vez más familiares ahora que poseía los recuerdos de mi vida pasada estando en la tierra, era como una segunda oportunidad de estar allí, sólo que también tenía mis obligaciones como ángel en el cielo y las estaba descuidando un poco, pero nadie nos tomaba en cuenta para nada.

-Entonces, ¿estás completamente curado de tu pie? -Pregunta el pelinegro volteando a verme y yo hago lo mismo enseñándole una pequeña sonrisa.

-Sí, ya ves que no era nada de qué preocuparse.

-Es imposible no hacerlo. -Suelto una pequeña risa que es callada rápidamente en el momento que el pálido junta sus labios con los míos. Bueno, en aquello también habíamos avanzado mucho, solíamos besarnos cuando encontrábamos el valor porque aún así nos sentíamos tímidos al hacerlo. Generalmente era él quien lo hacía, yo podía quedarme como una roca sonrojada y petrificada. Pero amaba mucho la calidez que sentía cuando nuestras bocas se juntaban.

Nos separamos entre sonrisas y continuamos caminando por aquellas calles, nuestras manos juntas eran todo en lo que podría concentrarme por horas. Estaba tan concentrado viéndolas que no me percaté en el momento en el que mis pies estaban tocando la carretera y el sonido de una bocina se escuchaba cada vez más cerca de mí. Pero tal como las veía, fui jalado fuertemente de mi brazo haciéndome retroceder y caer en el pavimento sintiendo mi corazón en mis oídos.