Mi Preciado Humano [YM]

Capítulo 9: Vida Pasada.

Por momentos creí que se negaría, que me enviaría a el infierno y que me diría que era un idiota por pedir algo así. Pero lo único que dijo fue:

-Bien, acompañame. -Sí estaba sorprendido de que no se haya negado y a la vez estaba muy feliz, asique de un salto me levanté de mi asiento, tomé mi esfera y caminé detrás de él. O bueno, hasta que se elevó para que lleguemos más rápido volando. Llegamos a el palacio celestial donde ya había estado antes, nunca dejaría de maravillarme con lo hermoso que era.

Pasamos por la sala donde estaban los tronos para cada Arcángel, no se enocntraban todos allí, sólo dos que me saludaron con un asentimiento y yo hice una reverencia un poco más pronunciada. No intercambiamos ninguna palabra, Gabriel solo siguió avanzando entre los corredores del lugar que estaban totalmente desiertos. Habían demasiadas puertas y era todo extraordinariamente hermoso.

Finalmente, cuando perdí la cuenta de cuántas puertas habíamos pasado, los pasillos que recorrimos y el tiempo en el que estabamos en ese laberinto, el Arcángel abrió una puerta mucho más grande que las anteriores.

-Nadie tiene permitido entrar aquí, pero es lo que tú querías, Jimin, asique te consideraré el deseo. -Adentro estaba vacío, no había absolutamente nada. -Ven, parate en el centro del salón, donde está el círculo color rojo. Los recuerdos comenzaras a verlos por ti mismo en tú mente. Yo iré afuera porque no me gusta interrumpir la privacidad de las personas, sal cuando termines.

Sin otra palabra más, me dejó completamente solo. Sí estaba bastante asustado, ¿serán lindos o malos recuerdos? ¿Cómo habría sido mi vida? Todas las preguntas serían contestadas en tan solo este instante. Respiré con valor y caminé hasta pararme en el círculo que Gabriel había dicho, dejé la esfera a un lado de mí.

Pasaron unos segundos hasta que finalmente todo se volvió negro, mi visión, no veía absolutamente nada.

Todo lo que veía era oscuridad. Hasta comenzar escuchar unos llantos, se escuchaban tan reales y cerca de mí.

Cuando todo dejó de ser oscuro, pude observar el rostro de una mujer, una mujer muy hermosa. Sus cabellos ondulados color miel caían por su bello rostro, estaba llorando pero de igual manera sonreía. Viéndome fijamente.