Capítulo Cuarenta y uno

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CAPÍTULO CUARENTA Y UNO| HIDE

CAPÍTULO CUARENTA Y UNO| HIDE

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LUGAR DESCONOCIDO

Unos tacones resonaron por la gran casa casa vacía, era de noche y aunque habían unas cuantas luces prendidas el lugar se seguía viendo relativamente oscuro además del aire solitario que emanaba. No era la casa de una familia adinerada que vivía la mejor vida posible, ni de una feliz pareja pudiente. Era solo una mujer la que estaba encerrada en aquellos elegantes muros.

Estaba sentada en un sofá y enfrente de ella estaba una laptop en la cual habían montones y montones de archivos de todo tipo, incluyendo de la intrigante Meave Addolvson, quien a pesar de nunca haber conocido en persona, sentía una gran familiaridad.

Muchas cosas de aquella mujer muerta la habían mantenido despierta por horas; aquella inusual pero con bastante potencial idea de generar millones por la trata de personas, como se había mantenido por debajo del agua por tanto tiempo, la manipulación mental que había infligido sobre sus seguidores, la manera en que había utilizado a su esposa e hija para su plan. Porque si, aquella mujer sabía más que la mayoría, no era un simple fanatismo lo que sentía, era una obsesión que la ayudaría a matar a varios pájaros de un solo tiro.

Habían algunas carpetas enseguida de ella y después de un par de segundos mirando la pantalla de la máquina, había cambiado su atención repentinamente hacia los papeles los cuales tomó con cuidado entre sus dedos, examinándolos con relajación como si mirar a una chica que habían dado por muerta fuese lo más normal del mundo.

La mujer tenía el dinero suficiente para pagarle a excelentes detectives privados, lujos que solo las personas elite podían darse. Y la cuestión es que habían muchos que al igual que ella habían intentado indagar en los restos del plan de una mujer cruel y necia que había muerto por una falla pequeña. Pero ella, la mujer que estaba sentada sentada ahí era más que todos los demás y desde el principio había sabido que la chica había estado conectada con nada más y nada menos que Bruce, lo cual le había dado una ventaja tremenda antes los demás esperanzados y sedientos de dinero sucio.

Al principio solamente había mantenido la vista en aquel hombre por un viejo plan del cual ya ni siquiera le cruzaba por la cabeza mientras divagaba, sin darse cuenta había descubierto uno de los peces más grandes que había visto en su vida, porque aunque fuera rica, necesitaba varias cosas de aquel hombre y uniendo las piezas correctas en un rompecabezas que solo ella podía armar, podría conseguirlo todo de un solo tirón.

Le había tomado una cantidad de tiempo bastante largo, pero fue paciente. Sabía que si todo salía tal y como lo planeaba tendría todo lo quería en la palma de su mano.

Su teléfono fijo había comenzado a sonar produciendo un leve eco en la gran sala, se levanto para atenderlo y posteriormente posarlo en su oreja derecha.

𝐈𝐍𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓,     damian wayneWhere stories live. Discover now