Capítulo Tres

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CAPÍTULO TRES| NOSTALGIC

ROBIN TRATABA DE ABRIR LA PUERTA, yo por mi parte solo lo veía desde el piso, el simplemente parecía no notar mi presencia, luego el chico sacó un artefacto y lo puso en la manija de la puerta, esta se abrió

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ROBIN TRATABA DE ABRIR LA PUERTA, yo por mi parte solo lo veía desde el piso, el simplemente parecía no notar mi presencia, luego el chico sacó un artefacto y lo puso en la manija de la puerta, esta se abrió. Entro a la habitación y solo me incorpore un poco quedando sentada.

—Levántate—Dijo con un tono seco y apurado, me tendió la mano y me levante, aún que aún así mis piernas temblaban sin parar— Tengo que sacarte de aquí.

Su mano sostenía mi brazo con fuerza, aún tenía mi bata de hospital y los pies descalzos, de igual manera empezamos a correr por los pasillos, lo único que hacía era seguirlo pues no tenía ni la menor idea de a donde íbamos. Después de un par de minutos corriendo por los pasillos y bajando escaleras solté un quejido y pare, Robin ni se inmutó pues siguió corriendo jalando mi brazo haciéndome caer.

—¡Levántate!—Grito el chico, no le respondí pues estaba muy ocupada viendo como un pedazo de cristal se había incrustado en la planta de mi pie derecho. La sangre empezaba a esparcirse, sentía el pie y el piso mojado pero en realidad apenas y podía ver, las luces de emergencia del lugar eran rojas y tenues.—Mierda—Exclamó el pelinegro al ver la situación— A ver, me daré la vuelta y necesito que trates de trepar en mi espalda, necesitamos salir de aquí cuando antes.

Y tal y como el dijo se puso de cuclillas, por mi parte me incorporé un poco y trepé a su espalda amarrando mis brazos en su cuello y mis piernas en la parte baja de su espalda tratando de no caer. Luego de eso continuamos intentado salir de aquel laboratorio.

Todo iba pasando a gran velocidad, pude divisar a más personas en trajes peleando contra unas cosas blancas que tenían forma de personas pero carecían de rostros y emanaban luz. Si no estuviesen peleando como animales diría que parecían como ángeles.

Pero antes de poder aclarar mis ideas ya estaba afuera del laboratorio, había una camioneta negra en la cual Robin me había subido, dentro de esta estaba un chico en asiento del conductor, no podia distinguir muy bien sus facciones puesto a que era de noche y no había iluminación alguna.

—Llévala a la mansión— Dijo Robin antes de cerrar la puerta y volver al laboratorio, solté un pequeño suspiro de alivio al estar segura de mi paradero.

—Como digas, moscoso—Contesto el chico y arrancó el auto a gran velocidad—Ponte el cinturón, niña.

Y tal como lo dijo lo hice, me puse el cinturón. Me mantuve en silencio, lentamente empecé a volver a sentir el dolor agudo que tenía en el pie, el vidrio probablemente ya se había desincrustado pero dudaba que no quedaran restos. Me incliné un poco para tocar mi pie y al mínimo contacto retire mi mano soltando un pequeño gemido de dolor.

—¿Todo bien ahí?—El chico que iba manejando pregunto, voltee hacia enfrente y solo veía la carretera vacía por la ventana.

—Mhm—Me limite a contestar, traté de sentarme derecha y al logrado solo mire por la ventana la cual estaba polarizada así que no había mucho que ver a decir verdad mas que unas cuantas luces.

𝐈𝐍𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓,     damian wayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora