Capítulo Cuatro

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CAPÍTULO CUATRO| GOOD GIRL

YA HABÍA PERDIDO LA NOCIÓN DEL TIEMPO por el simple hecho de que no salía nunca de la mansión y por qué todos los días seguía la misma monótona rutina que se basaba básicamente en no hacer absolutamente nada

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YA HABÍA PERDIDO LA NOCIÓN DEL TIEMPO por el simple hecho de que no salía nunca de la mansión y por qué todos los días seguía la misma monótona rutina que se basaba básicamente en no hacer absolutamente nada. Aburrido pero prefería estar así por un rato mas, no me causaba un gran conflicto estar tan aburrida, de todas formas no es como si hiciera tantas cosas en vida normal.

Y cabe recalcar que faltaba más de una semana mi entrada a clases, en un colegio el cual ni siquiera sabía su nombre, de lo único que estaba al tanto era que Bruce Wayne era el encargado de los papeleos y de lo más importante, pagar. Aunque siendo sincera no es como si a un multimillonario le afectara pagarle la colegiatura a una niña.

Estaba acostada escuchando música mientras leía un libro pero en veces mi mente se desconectaba por milésimas de segundo para empezar a divagar entre cosas sin sentido, por lo cual decidí cerrar el libro, no tenía mucho sentido seguir leyendo si mi mente se encontraba tan inquieta y distraída. Bufé, ya había visto Netflix, limpiado mi habitación, leído hasta el cansancio, escuchado nuevos álbumes, y aún así seguía aquí. Tome las muletas y baje hacia la cocina donde me prepare un emparedado de jamón con aguacate.

—Buenos días, señorita Audrey—La voz de Alfred me sobresalto un poco pero de igual manera le salude— Iré por el mandado—Aviso mientras tomaba las llaves de un cajón— ¿Gusta venir?— Dijo como si hubiera leído mis pensamientos.

—Iré a ponerme los zapatos, enseguida vuelvo—Dije dándole el último mordisco al emparedado, hubiera salido corrido escaleras arriba pero mi muleta eran un fuerte problema así que me limité a subir las escaleras a una velocidad segura y moderada. Llegue a la habitación y me puse un pantalón de mezclilla azul claro, una playera color menta sin ningún tipo de estampado y unos tenis blancos, cepille un poco mi cabello y luego regrese hacia la cocina donde estaba Alfred esperándome.

Salimos de la mansión y nos subimos en un automóvil promedio, un poco lujoso pero nada del otro mundo, tomamos una ruta un poco larga hasta llegar a una tienda un poco grande donde Alfred me ayudó a bajar. En la entrada nos dieron uno de esos carritos para discapacitados el cual con gusto aceptamos, íbamos por el supermercado con total normalidad, Alfred iba echando bastante comida, a veces olvidaba que en la casa habían como 7 adolescentes sin incluir a Richard, el cual apenas había visto, habíamos cruzado un par de la palabras así que en realidad no me importaba mucho su existencia. Alfred me había dicho que podía agarrar lo que quisiera así que agarre dos bolsitas de papitas adobadas y una salsa. Si bien en la mansión había mucha comida la mayoría era saludable y eso a mi no me era suficiente.

Cuando llegó la hora de pagar nos formamos ayude un poco a Alfred a poner las cosas para pagarlas, en la salida me tuve que bajar del carrito y tome mi muleta, pero antes de poder salir del supermercado Alfred se topó a lo que parecía ser un amigo policía, así que procedí a sentarme en una banca que estaba sola. No podía hacer nada más que mirar a la gente que entraba y salía, no tenía ningún medio de distracción en estos momentos y resultaba bastante incómodo. Lo único que tenía en mente era no hacer contacto con los desconocidos para que no pensasen que los estaba acosando o algo por el estilo.

𝐈𝐍𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓,     damian wayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora