Cap. 37

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Esa noche no dormí, me mantuve despierta haciendo con una piedra un mapa del laberinto en la habitación para guiarme. Tenía planeado liberarme encontrando la salida.

-Toma- una voz masculina llegó a la habitación y puso de mala gana un plato de "comida" en el suelo, la detalle y note que eran sobras del desayuno de todos los otros mortifagos.

-No soy su maldito perro- espete.

-Come de una vez y cállate.

-No tengo hambre, que asco comer algo proveniente de ti- Rodolphus Lestrange era el que me traía la comida a diario, le tenía asco y a la vez miedo. Siempre que salía de ducharme se quedaba mirándome, como un depredador observando a su presa.

Se acercó a grades zancadas hacia mi y me tomo del cuello estampándome bruscamente contra la pared.

-¿Te atreves a hablarme así?

-Si.

Aproximó su cara a la mía, su respiración tocaba mis labios y me causaba repulsión.

-Eres una niña muy linda- evaluó mi cuerpo de una manera asquerosamente pervetida -ya veo por qué Potter se fijó en ti- me moví brusca tratando de zafarme de su agarre pero era inútil.

-Esto de sobrevivir es horrible ¿Por qué mejor no te quitas ese vestido, me dejas hacerte unas cositas y te aseguro que tendrás comida diaria?- suspiraba en mi cuello succionando mi olor.

-Preferiría morirme antes de dejarte tocarme.

-Te di la opción de que fuera por tu voluntad, pero no me dejas otra opción- metió su mano carrasposa debajo del suéter sucio que me había tejido la señora Weasley. Grite a todo pulmón cuando sentí su mano subiendo por mi muslo, el dejaba besos húmedos con sos amargos labios en mi cuello revolviendo mi estómago.

Empecé a llorar, alguien me estaba tocando en contra de mi voluntad y aunque yo gritara nadie me ayudaría, porque yo ahí no era nada, solo el entretenimiento de esas horribles personas.

Sus manos acariciaban de manera brusca mi trasero, mis carrillos bañados en lágrimas mientras yo soltaba sollozos y me movía tratando de liberarme. Me arrancó mi suéter dejándome en brasier ante el, me agaché con las rodillas contra mi pecho con el propósito de cubrirme.

-¡Sé una buena puta y déjame tocarte!- me golpeo y pateo pero yo no lo obedecía.

-Por favor, basta- mi voz estaba rota, mi llanto ya era incesante.

-¿Que estás haciendo Lestrange?- escuche la voz de otro hombre entrando al lugar.

-Divirtiéndome un rato Malfoy- el papá de Draco -¿Te nos unes?

-Que asco me das ¿con una sangre sucia? Ya déjala en paz y vente.

El hombre obedeció a regaña dientes.

Ambos salieron de ahí dejándome sola, con mi cabeza enterrada en mis rodillas, lloraba y lloraba, no me violo pero me toco y eso me hacía sentir sucia, defectuosa.

No se cuantas horas pase así pero no comí, no me moví, solo supe que era de noche porque Bellatrix entro a llevarme a su frenético juego.

-Levántate- ordenó

Obedecí y me eché un vistazo, los huesos de mi clavícula se marcaban de una manera casi esquelética, mis brazos tan delgados que podría asegurar que era más hueso que carne, los pómulos de mi cara más marcados y en mi abdomen ya se asomaban mis costillas. Estaba recientemente golpeada por Rodolphus Lestrange y las marcas estaban empezando a tomar un color morado contra mi piel.

Mariposas negras +18 (Editando)Where stories live. Discover now