Cap. 50

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-No me jodas, Harry. ¿Cómo que puedes ganar con una carta de cambio de color? ¡Eso es trampa!

-No le hables así a tu futuro esposo y padre de tus hijos. Además, el juego consiste en quedarse sin cartas y yo ya no tengo.

-Me ganas porque los juegos muggles son tu territorio y no el mío, tramposo.

En ese momento de la tarde estaba con el azabache jugando en las escaleras de la casa de los Dursley, después de una mañana con tanta acción decidimos relajarnos de esa manera y no me quejaba, la estábamos pasando bien hasta que tocaron la puerta.

-¿Esperas visitas?- le pregunté.

-No, ¿y tú?

-Yo ni siquiera vivo aquí, menso.

Vacilantes por el miedo y la duda abrimos la puerta y vimos a los de la orden del fenix entrar, señores mayores junto a nuestros amigos llegaron sonrientes al lugar lanzándose encima de Harry y de mi para saludarnos.

Vi a Fleur entrar y me abalancé sobre ella, la única amiga que tuve en mi antigua academia ya estaba hasta comprometida con Bill Weasley y ella me respondió el acto con la misma alegría. 

Empezaron a explicar el plan que tenían elaborado para sacar a Harry de ahí, todos estábamos de acuerdo menos el, decía que no quería que nadie más arriesgara su vida por él y por lógica lo hicieron "entrar en razón" o lo forzaron a seguir el plan en realidad.

Hermione le arrancó un pedazo de cabello y lo vertió dentro de la poción multijugos, todos bebieron pero cuando me pasaron la botellita con el líquido el azabache me la arrebato de las manos.

-No, no vas a hacer esto, tú no...- su voz sonó sensible en esto último pero me mantuve firme y le quité la botella de las manos.

-¿Cuando te he obedecido?- se quedó en silencio apretando los labios y yo continué: -Exacto, nunca.

Bueno era muy sumisa en los momentos hormonales pero fuera de eso me consideraba bastante terca.

No le quedó más que redimirse y dejarme hacerlo. Poco a poco en un proceso raro me convertí en Harry y Moddy nos ordenó dividirnos en grupos.

Como era de esperarse Potter insistió en que me fuera con el, pero no, el punto de todo esto era cuidarlo a él y darle más cargas a Hagrid no era justo, así que, me fui con George... vaya mala decisión.

En pleno vuelo un mortifago nos atacó y cuando llegamos a la casa de los Weasley ahora no solo él sangraba, ahora yo tenía el brazo con tres sangrantes líneas diagonales.

Acepto que no estoy dando mucho detalle de cómo fue aquel momento pero entre mi dolor solo recuerdo estar sentada en la escoba detrás de George cuando un rayo impactó contra nosotros lastimándonos. Dejándolo a él sin oreja y a mi casi sin brazo.

Iba caminando a paso acelerado hacia la casa de los Weasley, mi cuerpo sudando frío por la sangre que iba perdiendo y viendo estrellas imaginarias mientras me adentraba en la casa. La señora Weasley fue a atender a su hijo primero y no la cuestionaba, su herida era más peligrosa que la mía, podía desgranarse en cualquier momento, yo no.

Con mi mano iba haciendo presión sobre mis heridas tratando contener el flujo del líquido rojo que se deslizaba en gruesas y espesas líneas por mi brazo hacia mis manos hasta gotear el suelo. El ardor era horrible, tenía la piel profundamente abierta y soltaba quejidos mientras buscaba en la cocina algún trapo para amarrarme lo pero no conseguí nada.

En mi desesperación me quité el ancho suéter azul que llevaba puesto para parecerme a Harry y con eso intenté envolver mi brazo, pero era estupido, el ardor que las abiertas heridas me causaban hacían que mi pulso se volviera una mierda por más concentración que le pusiera al asunto.

Mariposas negras +18 (Editando)Where stories live. Discover now