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 Uhm...

 Esto es demasiado cómodo. Me siento tan calentito en este instante. Ni siquiera quiero moverme, lo único que quiero es quedarme así, envuelto entre mis mantas como si fuera una oruga. Esto es algo así como el paraíso, porque se siente tan bien, tan relajante, tan...

 Argh.

 Mi teléfono comienza a hacer escándalo. A buena hora se le antoja sonar. ¿Quién estará molestando a estas horas? ¿Acaso no saben lo temprano que es? A duras penas saco una mano de mi capullo y tanteo en la mesa de noche hasta que logro tomarlo, lo traigo a mi escondite y atiendo.

 ―¿Si?

 ―¡Hasta que al fin te dignas a responder, Jayden Wilson! ¿Dónde estabas metido? ¿Sabes qué hora es? He estado llamándote toda la mañana y no me contestas.

 ¿Qué? ¿Toda la mañana dice? Alejo el teléfono de mi oído y trato de ubicar la hora en la pantalla. Cuando me doy cuenta de que son las tres de la tarde me exalto y salgo de mi capullo inmediatamente, lo cual no ha sido una excelente idea, porque he sentido un dolor en mi cuello bastante fuerte. Sin duda dormir mal.

 ―Lo siento ―digo apenas logro recuperarme y me recargo en la pared para estar lo más firme posible―. No he prestado atención al teléfono y he estado durmiendo.

 ―No me sorprende, si has pasado toda la madrugada con Gri.

 ―¿Q-qué?

 ¿Angélica como sabe eso? Sé que abandoné la fiesta después que me dijera que él se había ido, pero no por ello puede saber que estuve con él, además, lo ha dicho con tanta seguridad.

 ―Sus estados.

 ―¿Estados? ―escucho que Angélica se ríe.

 ―Creo que aun sigues dormido. Mejor dejo que tú mismo vuelvas a la realidad, solo respondeme algo, ¿estás bien?

 ―Sí, si lo estoy, Angélica ―no entiendo a qué viene su pregunta―. ¿Por qué preguntas?

 ―Ya sabes, los chismes corren como pólvora. Todos sabemos que tú y Aisha ya no están juntos.

 Oh...

 ―Sí, es cierto, pero no te preocupes, estoy bien.

 ―Bueno, te dejaré. Duchate y alimentate, tal vez así regreses a la realidad. Hablamos luego, Jayden.

 Ella es quien cuelga y cuando lo hace, presto atención a la cantidad de notificaciones que tengo. Mensajes de mis padres, de Isaac, de Marcus, de Angélica e incluso de Tom.

 Sin embargo, no me detengo a ver los mensajes, simplemente me dirijo de inmediato a los estados y veo que he subido algunas fotos.

 La primera foto es la que me tomé con Gri en el parque, ni siquiera recuerdo haberla subido, me fijo en la hora y noto que eran prácticamente las tres de la madrugada cuando la subí, observo la siguiente foto y es una de la ciudad, sin duda preciosa, me gusta muchísimo, luego hay una foto mía, es obvio que yo no la he tomado, porque salgo de espaldas a la ciudad y con mis brazos alzados en señal de victoria, tuvo que haberla tomado Gri, al igual que la siguiente donde estoy de frente a la ciudad y mirando al horizonte. Tengo que admitirlo, Griffin es bueno sacando fotos. Estas dos últimas las he subido casi media hora después.

 Las siguientes fotos me sorprenden. Son fotos con Griffin. ¿Cómo es posible que me haya sacado otras fotos con él y no recuerde? ¿Tan cansado estaba?

 En la primera foto estamos sentados en el auto, él está mirando hacia la cámara con su típica expresión de pocos amigos y yo estoy sonriendo, noto mi collar de emociones pero no logro distinguir bien el color que posee, así que avanzo hacia la siguiente foto. Esta es una selfie de espaldas a la ciudad, igualmente ha quedado muy linda. Noto la hora en las que las subí y eran casi las cuatro de la mañana. ¿A esa hora seguíamos allí?

El chico de la habitación 230Where stories live. Discover now