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     Sábado; 19 de octubre del 2019

  Una vez más hago otra nota mental de no volver a acompañar a Aisha de compras. Cuando me invitó al centro comercial a comprar algo de ropa, no pensé que fuera a demorar horas dentro de un vestidor tratando de descubrir cuál era el atuendo perfecto.

  La verdad es que ni yo sé que papel juego aquí. Es decir, ella pide mi opinión pero nunca le presta atención, cuando le digo que la ropa le queda bien, ella decide lo contrario, así que termina probándose otra cantidad de atuendos hasta volver a saber que opino. No tiene sentido. Mi presencia aquí no tiene ningún sentido.

  ―Este me gusta, Jay ―ella sale con un vestido de tono naranja, al ser un color algo fuerte y su piel blanca, debo admitir que contrasta muy bien―. ¿A ti te gusta?

  ―La verdad es que ya no sé qué decirte, si te digo que me gusta igual no vas a escucharme ―ella se gira a verme y me regala una corta sonrisa.

  ―En verdad lo siento, Jay. Es que soy muy exigente.

  ―Lo puedo notar ―me quejo girando los ojos por un momento, al regresar la mirada a ella la veo de arriba abajo―. Me gusta mucho.

  ―Lo llevaré.

  ―¿De verdad? ―ella asiente con una amplia sonrisa y yo siento que me derrito ante ello―. ¿Ya nos podemos ir?

  ―Aún no, falta probarme otras cositas. Puedes caminar si quieres, te llamaré cuando haya terminado.

  Ella me lanza un beso y vuelve a ingresar al vestidor. Me acomodo en el sofá que llevo aproximadamente una hora y media ocupando, no se quien haya tenido la idea de poner sofás en las tiendas pero justo en este momento quisiera besarle y darle las gracias por haberlo hecho. Me coloco de pie y tomo las bolsas que me dieron en la tienda de útiles escolares. Aprovecharé que me dieron el permiso de caminar y veré que ropa hay para mí, quizás encuentro algo que me gusta.

  Me dirijo a la zona de caballeros en silencio, observando a algunas parejas. Pobres chicos, si supieran lo que les espera. Siento pena por ellos durante un momento, siento que todo novio debe pasar por esta prueba cuando está de pareja con una chica. Me pregunto, ¿las parejas homosexuales serán iguales en este tipo de situaciones? Quizás si son dos chicas puede ocurrir pero, ¿también ocurrirá con los hombres?, nosotros somos más simples y sencillos, al menos así soy yo. Cada vez que salgo de compras con mi padre o Isaac, no demoramos mucho en elegir algún atuendo. Creo que siempre tardamos es en elegir que comer, es que, hay tantas delicias que es difícil escoger una sola.

  Me adentro en el área de caballeros y comienzo a observar la ropa. Hay algunos pantalones que llaman mi atención así que me acerco para verlos mejor, tomo uno entre mis manos y busco la talla, al ver que es la mía sonrío y sigo caminando; unas camisas logran captar mi atención y me dirijo hacia ellas. Sonrió al ver los estampados así que termino eligiendo dos de mi talla. Logro encontrar con la mirada un vestidor, así que voy hasta ellos e ingreso en uno.

  Dejo las bolsas en el suelo y cuelgo las camisas y el pantalón en un pequeño perchero que hay. Lo primero que hago es medirme las camisas. Llevo una camiseta puesta, así que no veo la necesidad de quitármela, solo me coloco las camisas sobre ella y me veo en el espejo de cuerpo completo que hay frente a mí. Me quedan bien, son suaves y cómodas y me gusta cómo me hacen ver. Las vuelvo a colgar en el perchero y ahora voy por el pantalón. Me descalzo los zapatos con ayuda de mis pies y los hago a un lado, luego desabrocho mi pantalón y lo bajo con cuidado, ya que en los bolsillos se encuentran mis cosas y no quiero que nada se caiga, una vez libre de este, lo cuelgo en el perchero y tomo el pantalón nuevo. Me lo coloco sin ningún problema y me encanta como me hace ver, ya puedo verme usándolo con alguna de las camisas que compraré.

El chico de la habitación 230Where stories live. Discover now