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  ―Tenemos que hablar.

  Él me mira de arriba abajo y alza una de sus cejas. Sabe que no es una petición la que he hecho sino una orden, porque sí, lo he dicho con autoridad. No estoy dispuesto a que me rechace.

  ―Tú y yo no tenemos nada de qué hablar, Jayden.

  Da la vuelta y comienza a caminar, sin embargo no avanza mucho porque lo sujeto del brazo haciéndolo detener.

  ―Estoy hablando enserio.

  ―Yo también ―sacude su brazo y se da la vuelta para verme―. No tenemos nada de qué hablar, ¿cuántas veces te lo digo?

  ―Tom, es estúpido que te comportes de esta forma.

  ―¿Estúpido? Estúpido es que prefieras al rarito ese más que a tu novia.

  ―¿Y cuál es el problema? Aisha es quien tiene el derecho de decirme algo, no tú ―digo.

  Él me mira y ríe un poco para luego negar.

  ―Es nuestra amiga, así que tenemos derecho de decir lo que queramos.

  ―¿Y por qué eres el único que lo hace? Annie es su mejor amiga, tiene más derecho que tú y no se ha acercado a reclamarme algo, ni siquiera Marcus que tiene más tiempo de conocerla. Comienzo a creer que esto va más allá.

  ―¿Qué es lo que crees?

  ―Que mi mejor amigo tiene razón y te gusta el chico de la habitación doscientos treinta.

  Él alza las cejas y abre bastante los ojos. Sus mejillas se han sonrojado y yo estoy boquiabierto. No, puede, ser. ¡A Tom le gusta mi compañero!

  ―Eso es ridículo ―titubea, yo río.

  ―¿Entonces por qué tu actitud?

  ―Porque somos tus amigos, Jayden. Nosotros sabemos que es lo correcto y créeme, ese chico no lo es. Aléjate antes de que nos haga daño a las personas que te queremos.

  Él comienza a caminar y yo lo veo.

  ―¡Para quejarte de él son idénticos! ―grito.

  Él se ha girado para verme, su rostro luce molesto y la verdad es que no me importa, ahora soy yo quien da media vuelta y se marcha rumbo a clases.

  Tom no me engaña. Él se ha puesto algo nervioso cuando lo he acusado de sentir algo por mi compañero, ¿será cierto lo que Isaac cree y a Tom le gusta ese chico? De ser así, la verdad es que soy capaz de llamarlo y gritarle que tenía razón el muy suertudo. Pero no quiero cantar victoria antes de tiempo.

  Llego al salón de clases y tomo asiento, dejo la mochila sobre mi regazo y saco mi teléfono de los bolsillos, escribiéndole a mis padres los buenos días, mientras lo hago recuerdo que mi compañero no llegó esta madrugada, ¿dónde pasaría la noche?, pase la mayoría de la madrugada despierto esperando que llegara solo para confirmar que estaba bien pero no ocurrió y no voy a mentirles, eso realmente hace que me preocupe por él. Sé que no nos llevamos muy bien y que él no quiere darnos una oportunidad pero es mi compañero, es un ser humano y sé cuán peligroso puede ser estar en la calle a solas en horas de la madrugada.

  Realmente espero que este bien y que hoy si llegue a dormir.

  Visualizo la respuesta de mi padre y respondo, a ellos les miento diciéndole que he dormido bien. No quiero preocuparlos y que piensen que estoy recayendo en mi obsesiva curiosidad, de hecho, creo que he podido manejar eso, no me he obsesionado con saber todo sobre mi compañero, simplemente he ido llevándolo sobre la marcha. Supongo que en algún momento llegaré a saber toda la verdad, por él o por cualquier otra persona.

El chico de la habitación 230Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ