Capítulo 9.

4K 201 5
                                    

Un nuevo día empieza, los pájaros cantan y cantan, los niños se preparan para empezar su día en su escuela, los ancianos y ancianas sacan sus sillas y se juntan para contarse los últimos acontecimientos, las madres gritan para preparar a sus hijos...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un nuevo día empieza, los pájaros cantan y cantan, los niños se preparan para empezar su día en su escuela, los ancianos y ancianas sacan sus sillas y se juntan para contarse los últimos acontecimientos, las madres gritan para preparar a sus hijos, los padres salen desde temprano para iniciar su jornada laboral y no se que más sucede en los barrios familiares. Por qué en estos barrios, bueno residencias para millonarios no se ven pero ni la cara el uno del otro, les interesa más ver quién tiene más dinero y sentirse superior para alardear. Por la dicha de todos, los padres de Mateo viven a una lejana distancia de sus vecinos más cercanos pero sigue siendo una residencia exclusiva.

Y seguro se preguntarán ¿dónde, o que rayos estás haciendo?

Bueno, yo estoy prácticamente vomitando todos mis órganos e intestinos, mientras que Mateo está a mi lado, tirados en el suelo del baño de su habitación.

-¿Te sientes un poco mejor? – asiento en modo de respuesta ya que siento como mi garganta quema -¿quieres ir a la universidad así? – vuelvo a asentir – Cele, prefiero que te quedes aquí y descanses – con su ayuda me pongo de pie y camino hacia la regadera para abrirla y regular la temperatura del agua.

-Tengo que ir Mateo, ya casi se finalizan las clases y no quiero faltar, además estamos en la mismas clases, no va a ver problemas – me mira todavía con desconfianza – me sentare a tu lado para que estés más tranquilo – asiente satisfecho de haber logrado lo que quería.

-Esta bien, voy a pedirle a nana el desayuno mientras te preparas – sale del baño cerrando la puerta a su paso y de inmediato empiezo a desvestirme.

Minutos después estoy secando el agua de mi cuerpo, dirijo mi mirada hacia el gran espejo que tiene el baño y miro un lugar específico. Mi vientre, el cual está plano todavía. Coloco una mano en esa zona y la acaricio levemente, pensando que en pocos meses tendré una panza enorme y luego tendré a mis bebés.

Miro por un momento a los alumnos que miran al auto despampanante de Mateo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Miro por un momento a los alumnos que miran al auto despampanante de Mateo.

-¿Qué miras tanto? – miro a Mateo quien está guardando sus lentes de sol en un compartimento del auto para estos.

Embarazada de él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora