Capítulo 33.

2.4K 116 7
                                    

Abro los ojos lentamente para acostumbrarme al brillo del sol ya que ayer se nos olvidó cerrarlas después de que Lisy jugará entre ellas anoche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Abro los ojos lentamente para acostumbrarme al brillo del sol ya que ayer se nos olvidó cerrarlas después de que Lisy jugará entre ellas anoche.

Con sumo cuidado me muevo sintiendo el brazo de Mateo en mi cintura y parte de barriga y a los bracitos de Lisy en mi brazo, abrazada a el. Miro al rostro de Matt pasivo y con mis dedos  delinea sus pestañas.

Bebés, más le valen que salgan con las pestañas de su padre. Y su nariz y sus labios y su cabellos. Mejor todo.

-Del uno al diez ¿cuán guapo estoy? – la voz de Mateo me hace brincar.

-Mierda – llevó mi mano al pecho sintiendo mi corazón ir a mil – ¿hace cuanto estabas despierto? – siento su mano moverse hacia mi rostro para quitar un poco de cabello de mi rostro y acomodarlo detrás de mi oreja.

-No hace mucho porque resulta que una chica – se acerca a mi oído – que por siento que me gusta mucho – se endereza – empezó a tocar mi rostro y no me quejo – mira hacia otro lado – de hecho me gusto mucho.

-Así que esta chica te gusta – le pregunto un poquito temerosa.

-Si y mucho. Deberás conocerla, te caería bien.

-Bueno y que diría ella al verte en su cama con dos mujeres – veo como empieza a carcajearse aunque no dura mucho ya que no quiere despertar a la pequeña demonio.

-No mucho, no es una mujer muy celosa – enarco una ceja.

-¿Enserio? Oí que esta embarazada y que son muy celosas – siento su mano en mi mejilla.

-Así que celosa futura madre de mis hijos -  sus ojos pasan por un segundo a Lisy para ponerlos en mi de nuevo y de una forma extraña termino sobre él con sus manos debajo de mi camisa, bueno de él pero ahora es mía, sobre mi trasero.

-Para nada, al final puedes hacer lo que quieras porque no somos nada – su sonrisa desaparece cuando digo que último.

-No digas eso porque tu eres mía y yo tuyo – hace presión sobre mis glúteos, sintiendo como cierta parte de su cuerpo empieza a despertar haciendo que empiece a sentir mucho calor.

-¿Así que mío? – lo provoco moviéndome un poco pero en realidad también me favorece ya que necesito eliminar este dolor.

-Todo tuyo pero tu eres mía y por favor cielo no te muevas más o no me haré  responsable de lo que pueda pasar – me sigo moviendo y riendo escuchando sus quejidos – mierda.

No debí haberle provocado ya que estoy siendo llevada al baño sin darme cuenta.

-Debiste haberme hecho caso, ahora tendrás consecuencias – me baja con cuidado para luego cerrar la puerta con cuidado y ponerle seguro porque no queremos que Lisy habrá la puerta por buscarnos y nos encuentre en una posición no muy apta para su edad.

Matt deja con cuidado a Lisy en su silla para después empezar a darle su desayuno mientras yo espero que nana deje el mío

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Matt deja con cuidado a Lisy en su silla para después empezar a darle su desayuno mientras yo espero que nana deje el mío. Lisy ya es una niña grande, tiene tres años y algunos meses pero Mateo dice que hay que vigilar que coma toda su comida.

Que puedo decir, es su princesa.

-Hijo, tu padre te dejó unos papeles en su oficina para que pases y lo revises y para Cele, tu madre y tu suegra, te enviaron una caja con al parecer unas cositas para los bebés y la pequeña Lisy.

-Gracias por el mensaje nana, después del partido me enfocaré en la empresa – tomó su mano y le doy una presión, no me gusta verlo así pero el ya tomo una decisión y se la respeto. Lo único que puedo hacer es apoyarlo en todo.

Terminamos de desayunar y nos despedimos de Mateo ya que él tiene que ir horas antes para entrenar y no se que más hacen los jugadores antes de un partido.

Y por mientras pasan las horas, juego un rato con mi hija y cuando toma su siesta abro la caja que me mando mi madre y la de Mateo, para sin duda enamorarme de las pequeñas prendas de ropita.

Termino de abrochar el cinturón de seguridad de la silla para Lisy y no olvido del mío

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Termino de abrochar el cinturón de seguridad de la silla para Lisy y no olvido del mío. Le doy la indicación al chófer y empezamos el camino hacia donde será el último partido de Mateo.

-¿Mami, hoy velemos a papá ugar?- miro como empieza a jugar con su falda tutu de color verde.

-Si, pequeña – le respondo mientras trato de arreglar su cabello pero me rindo, es imposible.

-Y tabien a tío Tom?

-Si cariño. – siento mi celular vibrar y es un mensaje de Mateo así que le respondo rápido que ya vamos de camino.

En la entrada estará un hombre que las llevará a los asientos.

Sonrío al verlo tan atento.

Esta bien, espero que las chicas también le hayas guardado espacio.

-Mamá – la manita de Lisy se posa sobre mis dedos.

-Si? – la miro como se toca su pancita.

-Amble – asiento.
-Cuando lleguemos comeremos algo – asiente satisfecha y mira por la ventana.

-Señora Johnson ya estamos llegando – miro al chófer y le sonrío.

-Gracias.

A los tres minutos después estamos frente a la entrada del estadio y con ayuda del chófer buscamos al hombre que nos llevara a donde están nuestros asientos.

-Gracias Frank – él solo asiente y camina de nuevo hacia el auto.

-Señora Johnson? – el tipo que Mateo envió es un enorme, pero enorme gorila. Es alto, muy alto, cabello chocolate, ojos fríos, muy fríos y muy negros al igual que su traje, pero su piel es pálida haciendo que su barba contraste.

-Si soy yo – el siente y mira a Lisy.

-Y usted debe ser la princesa Lisy.

-Si, hola señol – agita su mano con una enorme sonrisa.

-Bueno, Señora Johnson y pequeña princesa, pueden seguirme a sus asientos junto con a lo que su esposo me dijo que son amigas suyas.

Tomo la mano de mi hija y silenciosamente seguimos al gorila sin nombre hasta el palco vip donde estaban las mellizas, Emile y Sam. Las cuatro conversando y con besos vasos al parecer  tienen cervezas.

-Tía Emi – mi hija corre hacia ella ya que es la que esta más acerca y mi amiga la toma en sus brazos.

-Hola pequeña – mi amiga le deja un enorme beso en su mejilla dejando pintado su labial rojo potente en ella.

-Pero que hermoso tutu – dice Olivia mientras lo toca.

-Y para que estés perfecta solo falta esto – Dani corre hacia su bolso y saca unas benditas negras que son las que se colocan los jugadores en el rostro.

-Ahola me palesto a tío Tom. – celera la pequeña mientras corre alrededor de todas.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




Embarazada de él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora