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Pocos días habían pasado desde entonces. Jimin al fin se había dignado a aparecer por la universidad y no con la mejor cara como siempre lo hacía.

Jimin, quien se sentó al lado de Taehyung, no pudo evitar que el peliazul sintiera curiosidad sobre lo que le pudo haber pasado.

Sus ojos estaban hinchados, su cabello que siempre estaba arreglado ahora era por completo un nido. La ropa que traía era oscura en vez de colores claros. Y por supuesto, su rostro estaba muy hinchado y sin el maquillaje excesivo que siempre usaba.

Tampoco había saludado a todos como normalmente lo hacía y eso sorprendía a los demás, estos no dudaron en ir hacia él y preguntarle que le ocurría, lo cual el pelirosa respondió:

—Un mal día, todos pueden tenerlo.

Ese día el profesor les había pedido de trabajo en clase dibujar a su compañero, justamente el compañero de Tae era Jimin, este se sentó frente al pelirosa con un caballete y el lienzo.

Tae se fijó en los caracteres de Jimin, y dibujó justo como estaba ahora mismo.

¿Debería de editar un poco sus facciones? Se ve tan demacrado... —pensó Taehyung.

—Solo di lo que piensas, no hace falta que me sigas mirando sin hablar —dijo Jimin.

—Pienso que te ves demacrado, sin una pizca de estabilidad mental y que no debiste venir a clases si tan mal te encuentras. ¿Quieres que siga?

—No, gracias, con eso basta...

Taehyung terminó el dibujo en menos de veinte minutos, mientras que Jimin aún seguía cambiando de lienzo por cada fallo que hacía.

—Eres muy difícil de dibujar, Tae —eso extrañó al peliazul, ya que su rostro, para Jimin, era algo fácil de hacer y que le encantaba.

—¿No será que no estás concentrado?

Jimin dejó a un lado su lápiz de carbón y observó sus manos. ¿Le afectó demasiado volver a ver a Jungkook?

—¿Qué debería hacer? —susurró, su voz era apenas audible para Tae—. Quiero dejar de sentirme tan confundido.

—¿Por qué no intentas hablar con él? —Jimin observó a Tae con cara de horror y negó repetidas veces.

—¿¡Te has vuelto loco!? —elevó al fin su voz—. Viste muy bien su rostro de disgusto, incluso se enojó con sus amigos por mi culpa. Además, no voy a ir a disculparme por algo que no hice mal.

—Tarde o temprano vas a tener que verlo.

—Pero no ahora. Cuando me sienta seguro conmigo mismo lo haré.

Asustado, con miedo, angustiado, todo lo malo personificado.

Podría decirse que Taehyung reconocía ese sentimiento, sin embargo, no lo había sentido tan fuerte.

Y Jimin, hacía que todo lo negativo que tenía, se le pegara.

Eso, precisamente, lo detestaba por encima de todo.

—Son iguales, de eso no hay duda —murmuró.

Tae se levantó y cogió un recipiente lleno de pintura roja. Algunos podrían llamarlo lunático por hacer lo que iba a hacer, y no le importaba a él, ni siquiera le importaba lo que las personas pensaran de él, ya sean buenos o malos comentarios.

—¿Tae...hyung? —sus ojos casi salían de órbita al ver como el peliazul arrojaba la pintura sobre su propio dibujo. Jimin se cubrió el rostro con sus manos para no ser manchado, plan fallido porque aun así acabó manchado de pintura roja—. Oye, ¿¡qué te pasa!?

Stay; KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora