17

2K 262 20
                                    

Taehyung le anunció a Jungkook que se daría una ducha y que podía ponerse cómodo. Jungkook no diría que esto le parecía sumamente extraño porque de verdad que le parecía extraño.

"¿Cómo dejas que alguien a quien no conoces bien entre a tu casa?" —se preguntó.

Luego recordó de que Taehyung ya había dormido en su casa anteriormente y se dio un golpe mental por pensar lo anterior.

La puerta del baño fue abierta, saliendo un leve vapor, y de ahí un Taehyung con las mejillas un poco sonrojadas por el agua tibia tirando más a caliente.

Irónicamente no podía coger tanto calor, pero... Una ducha caliente por poco tiempo no hacía daño, ¿no?

—¿Tienes hambre? —le preguntó el peliazul.

Al menos debía de ser cortés ya que fue él quien lo invitó.

—Debería preguntarte yo eso —dijo el de mechas azules sentado en el sofá.

Al parecer esperaba algo impacientemente en su teléfono. Estaba tan urgido como nunca de ver unos números reconocidos que tardaban en llegar.

Mientras, Taehyung se sentó en la silla frente al caballete y dejó al aire libre su obra que llevaba una semana haciendo y que tapó con una manta para no ser estropeado.

—¿Por qué deberías de preguntarme eso cuando yo fui quien te invitó? —preguntó Tae al recoger sus materiales dispuesto a terminar su trabajo.

Quería responderle con lo visible sobre su físico, también de preguntarle si están a comiendo bien, pero las dudas de como reaccionaria no lo dejaron hacerlo. Así que no tuvo más opciones que evadir la pregunta.

—Por una vez que me preocupo por ti... —murmuró para si mismo.

—No tienes que cohibirte en lo que piensas. Suelta lo primero que pienses —tras hacer una mezcla de colores, Tae giró hacia él—. O al menos quiero que seas sincero con tus pensamientos cuando estés conmigo.

Si bien Taehyung formaba una barrera protectora entre él y Jungkook, aquella barrera con el paso del tiempo fue debilitándose hasta el punto de no ser una barrera, si no que un cercado diminuto en donde Jungkook sin esfuerzo podía pasar.

Justo ahora había pasado aquella diminuta cerca.

Dudaba en si de verdad podía confiar en sus palabras. Sabía que él era alguien con una mente fuerte y que con probabilidad piense sus acciones y quizás recapacite y tome conciencia sobre lo que hace. Al menos eso pensaba por como él actuaba.

—Cada vez te veo más delgado y con más ojeras de lo habitual —el menor decidió prestarle total atención a su mayor—. Lo pregunto porque... —con dificultad logró decir—: me preocupas —tocó su nariz. Taehyung reconocía esa acción porque siempre cuando él estaba nervioso, hacía eso.

Lo primero que pensó el peliazul es darle una respuesta aceptable, el problema es que él no sabe exactamente cómo empezó por más que quería decir que fue en tal momento. La realidad es que estaba en un punto donde la salvación era una opción, al igual que su cuidado personal.

Porque quería encontrarse él mismo por encima de todo.

Aclaro de que no tengo ningún trastorno alimenticio. Y admito que tengo poco apetito, tanto así que solo como una vez al día.

—¿Desde cuando? Si no te molesta decir...

—Ocho meses.

Un mes de conmoción, y ocho meses para asimilar.

Así fueron las cosas para Taehyung. Unos nueve meses largos y fuertes que el comer quedaba en segundo plano.

En ese instante Jungkook se levantó del sofá para ir directo a la cocina y abrir la nevera.

Stay; KookTaeWhere stories live. Discover now