En lo que parecía ser su último respiro antes de partir a la tierra prometida, All Might, el héroe número uno, otorga su quirk al primer estudiante de preparatoria que se le cruza por enfrente, sin saber que su heredero no tiene el mínimo interés en...
—Bueno, no es como si los portadores del One For All vivieran demasiado.
—Eso no me hace sentir mejor.
—¡Pero tú vivirás mil años, chico! ¡Confía en ti! —exclama un sujeto tambaleando su capa amarilla mientras su estudiante temporal susurra un legítimo paren el mundo, me quiero bajar. Solo para seguir practicando el mismo movimiento que lo hizo perder la carrera de obstáculos.
La disciplina de estudio de Midoriya continúa siendo inexistente, pero al menos cumplía fielmente con las pasantías obligatorias semanas después de ser contratado por un héroe profesional retirado, como todos sus compañeros, enorgulleciendo a EraserHead. Ninguno de los profesores creyó que una persona en su sano juicio convocaría a Izuku para adiestrarlo durante dos semanas completas —por el espectáculo destructivo que protagonizó frente al Todoroki—, mostrándole cómo patrullar, manejar el papeleo, arrestar criminales y un sinfín de pormenores que no suelen verse cuando estas estudiando entre las murallas; Pero ahí estaba, recibiendo consejos de Gran Torino sobre su peculiaridad mientras salta de un edificio a otro concentrándose en mantener el ritmo.
A primera instancia, Deku pensó que sería la niñera de un anciano los próximos días. Sin embargo, el hombre tiene mucho más potencial a los setenta años que mucho prohero a los veinte, incluyéndole. Cuando descubrió el secreto detrás de su repentino llamado, la confianza entre ambos aumentó drásticamente, conversando sobre las siluetas de sus predecesores despertándolo, pidiendo consejos para conquistar a un adolescente rubio con problemas de la ira y hablándole sobre la hermana mayor que perdió mientras pulía las debilidades que se dejaron ver durante los Eventos Deportivos, iniciando por el manejo de su velocidad mientras usa el Full Cowl. No importa lo que preguntara o la duda que estuviera atormentándolo durante las noches heladas, ese hombre tenía la resolución. Era bastante sabio para no recordar lo que desayunó ayer.
Sus consejos eran cosa seria, tanto que lo hacían reflexionar sobre sus acciones precipitadas al proponer una relación seria cuando su enamorado no ha confesado tener los mismos sentimientos. Está asqueado del comportamiento inapropiado que ha tenido, por lo que prefiere sujetarse bien los pantalones antes de involucrarse todavía con el joven rubio de orbes escarlatas. Dejó de enviarle mensajes tres días antes de que las pasantías terminaran o responder a las fotografías que Bakugōu mandaba sobre lo que sea que estuviera haciendo, porque no era sano.
E Izuku solo quería lo mejor para su pequeña cosita brillante.
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Los jardines de Ciudad Musutafu comenzaron a teñirse de un placentero color púrpura entrelazándose perfectamente con las tonalidades amarillas de los girasoles, anunciando la llegada del verano y un merecido receso escolar para todos los estudiantes de nivel escolar básico, dejándolos disfrutar de sus pensamientos, una tarde en la playa con sus mejores amigos o las famosas flores Don Diego de día, bastante típicas en la tierra del Sol Naciente. Y en la preparatoria de héroes, quienes no se encontraban saldando deudas a través de proyectos, reportes de laboratorio y tareas en un desesperado intento por no asistir a clases regulatorias, planeaban ir al centro comercial para conseguir los artículos de higiene personal esenciales que necesitarían durante los cursos impartidos por Wild Wild Pussycats en un sitio olvidado por Dios.
