024. Dejaré de ser un caballero por esta noche.

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     Una y otra vez a lo largo del tiempo se ha visto confirmado que nada produce tanto miedo a los adolescentes faltos de romance como tener opiniones contrarias con respecto a la película preferida de su pareja sentimental. El semestre pasado, cuando Izuku tuvo la oportunidad de reproducir Avatar —la serie animada que marcó gran parte de su infancia por los concejos y evolución de personajes— en compañía de Katsuki, pasando por alto los comentarios de su enamorado sobre sentir gran apego por el carácter inquebrantable del enemigo principal, Azula, hermana menor del antagonista en los primeros capítulos y futura emperatriz de una sociedad que solamente construyó un imperio de dolor entre naciones. No tuvo inconveniente con ellos. Después de todo, ¿qué persona con cuatro dedos de frente no cae enamorada ante los encantos de esa chica? El verdadero conflicto surgió un sábado por la mañana, cuando los pequeños rayos del sol en septiembre iluminan el continente asiático y la confesión número veinticuatro golpea sus tímpanos.

No ha visto las aventuras del trío de oro. Bakugōu Katsuki, un adolescente con temperamento revienta cojones y talento innato para provocar a los enemigos sin hacer absolutamente nada, ni siquiera ha puesto una mano sobre las páginas que marcaron la literatura como la conocemos. Era inaudito que su novio fuera de las únicas personas en el mundo que no se ha tomado veinte o treinta horas de su agenda para disfrutar de semejante obra, según palabras del propio Midoriya. Con estos pensamientos abrumándolo, le pidió una cita para reunirse en su habitación y disfrutar del largometraje que amaría por el resto de su vida. El rubio no se opuso. Cualquier cosa que asegurara un momento a solas con Deku sería bienvenida; Y no miente, incluso disfruta el tiempo que pasan armando la colección de legos multicolor que guardan bajo las camas.

—Dame la pimienta —menciona el Dios de las Explosiones Asesinas extendiendo el brazo derecho hasta una mata de cabello rizado, quien analizó la superficie de su palma por algunos segundos. Para la sorpresa de los estudiantes que se disponían a disfrutar un almuerzo tranquilo, no se molesta en responder.

—Refrigerador con crisis de identidad, ¿le puedes decir a Kacchan que yo no le dirijo la palabra a traidores? —emite demasiado calmado para las declaraciones que fueron puestas sobre la mesa. Incluso Kaminari tuvo que reprimir la carcajada que amenazó con salir, porque las comadrejas dentro del curso para héroes sabían que Deku miente con todos los dientes.

—Bakugōu, Midoriya Senpai dice que...

—¡Sé lo que dijo, bastardo mitad – mitad! ¡Y no puedes enojarte por eso!

—¡Puedo y lo haré! —continúa el noveno portador, agitando el tenedor con una porción de panqueque demasiado cerca de Katsuki.

—¡No tiene sentido que prefieras el rojo!

—¿Por qué están peleando? —entonces, la vicepresidenta de la clase interviene al compás de su cuchillo para pan fragmentando la torre de crepe con miel, fruta fresca y complementos delicadamente. Era común verlos pelear a golpes para incrementar sus habilidades en combate, siempre y cuando cumplieran el reglamento de Aizawa sobre no realizar movimientos que lastime órganos vitales; pero mirarlos discutir en la mesa no figuraba entre las opciones.

—Kacchan me engañó —responde Izuku fingiendo aflicción.

—¡No te engañé, Deku de Mierda!

—Bueno, es casi lo mismo. Pensé que teníamos algo especial.

—No podemos ser mediadores si no comprendemos el problema, chicos. Hablen por turnos y traten de no vaciar el jugo de naranja sobre mí —pide la chica de auriculares desplegándose por sus laterales. Últimamente se ha vuelto cercana al joven de peculiaridad explosiva, siguiendo los pasos de su mejor amiga, quien no despega su atención de Midoriya solo por temas relacionados con su salud física y psicológica. Luego de presenciar el pasado que lo atormenta, solo busca una solución que le permita abandonar aquellos fantasmas.

𝐈𝐋𝐄𝐆𝐈́𝐓𝐈𝐌𝐎 𝐇𝐄𝐑𝐄𝐃𝐄𝐑𝐎 ───── DEKUKATSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora