II

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La mañana siguiente a la fiesta de compromiso, Draco fue convocado para una pequeña reunión en la oficina de su padre. Así que entró en la sala, encontró a sus padres y a los padres de Harry. Draco arqueó una ceja, pero no se extrañó, él sabía que tarde o temprano tendría aquella conversación con los padres de su elegido.

- Siéntate hijo, tenemos negocios que tratar. – su padre, el Rey Lucius, lo saludó.

Draco obedeció, sentándose en uno de los sillones del enorme escritorio. Él recibió una sonrisa amistosa de su madre y de la reina de Doncaster. Por su sentido alfa, podría decir que las dos estaban muy emocionadas y que si las dejasen, las dos podrían saltar alegremente por el aposento.

- Hijo, como tú ya sabes, tu mayoría de edad llegó y necesitas de una pareja para atarte y procrear. – el rey dijo, en un tono serio – Antes de que tú nacieras, el reino de Doncaster y el nuestro entró en un acuerdo, y precisa ser sellado contigo y con el príncipe Harry.

Draco oía atentamente.

- Mi hijo y tú fueron prometidos así que mi niño nació. – James, rey del condado de Doncaster, dijo – Y felizmente, parece que Harry y tú se gustan, eso no va a generar problemas futuros.

- Lo que nosotros queremos es que nuestros reinos prosperen unidos. –Narcisa se entrometió en la conversación. Ella era una omega y por la ley (y biología) ella no debería entrometerse en una conversación de alfas, sin embargo ella era reina y madre – Y sé que tú amas a Harry, desde que él era un bebé en brazos.

- Draco, querido, yo solo quiero lo mejor para mi hijo. – Fue el momento de hablar de la reina Lily – Y tú eres lo mejor para él. Mi bebé puede tener apenas dieciséis años, pero él fue educado así como yo, para ser el omega perfecto para ti.

- En fin, lo que nosotros queremos decir, con toda esa pequeña charla, es que le propongas casamiento a Harry. – Lucius finalizó.

- No de esa manera. – Draco protestó.

Lo que hizo que las cuatro personas lo miraran en shock. Narcisa y Lily parecían que habían oído la peor blasfemia del mundo. James y Lucius encaraban al joven alfa como si preguntasen: ¿Cómo es que osas desobedecer a alfas superiores que tú?

- Déjenme explicar... - el menor suspiró – Mi madre tiene razón cuando dice que amo al príncipe Harry, pero no quiero que él piense que solo quiero casarme con él por negocios. – Draco rodó los ojos, y sus palabras hicieron que las mujeres de la sala suspiraran cual bobas apasionadas.

- Draco, no tenemos tiempo para cortejos. – la voz dura de Lucius reinó en la habitación.

- Padre, tú cortejaste a mi madre antes de unirte a ella. ¿Por qué no puedo hacer lo mismo? – Draco retrucó – ¡Yo tengo ese derecho y Harry también! Él solo tiene 16 años, ¿y simplemente va a ser obligado a casarse sin más ni menos? No así.

- Los tiempos son otros, Draco. – la voz del rey de Cheshire era dura y áspera.

Draco ya iba a abrir la boca para protestar cuando su padre volvió a hablar:

- Señoras, me gustaría hablar con mi hijo a solas. – su tono era frío, pero imponente – Sin embargo, el rey James puede quedarse.

Las dos reinas se levantaron. Afligidas, Draco lo podía sentir. Pero como omegas que eran no desobedecieron una orden de un alfa. Las dos salieron y Draco bufó, irritado, y cruzando los brazos sobre su pecho.

- Hijo... - el rey Lucius suspiró cansado – Una guerra civil está a punto de estallar en ambos reinos. Y necesitamos unificarlos con su casamiento.

Royals - DrarryWhere stories live. Discover now