Epílogo

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Diez años después.

Aquella tarde de agosto estaba soleada. El verano estaba más caliente aquel año. El palacio de Buckingham estaba de fiesta aquel día. Era el cumpleaños número cinco de las gemelas: Cepheus Alsafi y Cygnus Arrakis. Las dos habían recibido su nombre siguiendo con la tradición de llevar el nombre de una estrella de Draco. Y por increíble que parezca, las dos pequeñas eran alfa y omega. Una rareza. Generalmente los gemelos, son del mismo género. Pero como las dos eran gemelas fraternas, cada una vino con su género. Las dos niñas son extremadamente parecidas, la diferencia es que Alsafi es mayor y más alta, diferente de Arrakis que es más bajita y menor por dos minutos.

El embarazo de las dos fue un poco complicado para Harry, porque como él es pequeño, su barriga era enorme, aun mayor de que en el embarazo de Gianfar. Tuvo complicaciones con la presión y pre-eclampsia. El parto fue por cesárea justamente para que no hubiese ningún problema, pero el omega perdió mucha sangre y tuvo una hemorragia, Draco casi se volvió loco al momento. Él estaba en la sala de cirugía, y cuando tomó a las dos bebés en su pecho para mostrárselas a Harry, el mismo solo dio una sonrisa cansada y se desvaneció. Él fue arrastrado por dos alfas, y casi les arranca la cabeza a los dos, Harry fue salvado y todo estuvo bien.

Las dos eran lindas y también eran idénticas a Harry, la única cosa que tenían de su padre eran sus ojos grises. Etamin era bastante protector con las dos, aún más con Arrakis. Hablando del futuro rey de Inglaterra, el niño era un amor. Tenía mucho de Draco, pero su temperamento era dulce como el de Harry. Él estaba creciendo y volviéndose cada día más lindo.

Y aquella teoría de almas gemelas con Cenit cada vez se volvía más cierta. El niño era encantador la diferencia entre los dos era de tres meses, siendo mayor el omega y los dos se gustaban mucho. Habían muchos celosos y se sonrojaban ante cada pequeño gesto. Y eso hacía que sus madres prácticamente se derritieran de tanto amor.

- ¿Mamá? – Etamin llamó.

Él había entrado en el cuarto de las gemelas y veía a Harry ayudando a las dos para que se vistiesen.

- Hola, querido. – Harry se giró hacia su hijo mayor con una sonrisa.

- Quería preguntarte una cosa. – el niño pidió, avergonzado.

- Puedes hablar, amor. – dijo el omega, terminando de abotonar la sandalia de Arrakis.

Alsafi ya estaba lista y se miraba en el espejo, sonriente.

- Er... Quiero hablar a solas. – el niño hizo un puchero.

- Hm... Bien, ya estoy terminando aquí. – dijo Harry - ¿Esperas a que mamá termine y entonces hablamos?

- Está bien. – Gian asintió.

Harry enseguida terminó de arreglar a Arrakis y les pidió a las dos que bajaran y encontraran a su padre, además de haberles pedido mil veces que no corriesen y que no se ensuciaran. El omega tomó la mano de su hijo y fue hacia el cuarto. Harry fue a vestirse y su hijo se quedó sentado en su cama. Cuando él volvió, comenzó a peinar su cabello frente al espejo, entonces Etamin creyó que era un buen momento para hablar.

- ¿Cómo sabes cuando alguien te gusta, y si le gustas a esa persona? – el niño preguntó a su madre.

- Bien... - Harry suspiró – Depende de cómo te guste.

- Tipo como tú gustas de papá. – dijo el niño.

- Ah... Hm, bien... Yo comencé a gustar de tu padre sin querer. – Harry sonrió – Tu padre siempre fue muy bobo conmigo, comencé a enamorarme de él sin ni siquiera percibirlo. – el omega no quitaba la sonrisa del rostro – Noté que estaba amando a tu padre cuando comencé a no parar de pensar en él, a sentir aquellas famosas mariposas en el estómago, a estar siempre sonrojado cuando él estaba cerca de mí, mi corazón latía acelerado cada vez que nos veíamos, hasta hoy eso sucede, ah Gian... Son tantas cosas, mi amor. – suspiró enamorado – Pero ¿por qué quieres saber sobre eso?

Royals - DrarryWhere stories live. Discover now