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Caminos imprevistos.

Abril, 11

Ámbar.

«Después de lo de mi familia nada que haga Damián puede lastimarme otra vez» me dije tantas veces, mientras me convencía de acepartarlo una vez más. «Está más centrado» «Sabe lo que quiere, y es a nosotras» me insistí. Me repetí tanto y por tanto todo eso, que un día desperté viéndolo como el hombre que dejó de ser mi secuestrador, para convertirse en un pilar fundamental en mi vida.

Uno que ahuyentaba los miedos cada que se acostaba a mi lado en una cama, cada me abrazaba y me hacía chiquita en sus brazos. El mismo que también se hizo parte de mí al convertirse en mi esposo y luego en el papá de mi bebé.

El que se robó todo el amor que podía dar, porqué no hay otra explicación coherente para definir lo insano que resulta que siga sin poder querer o ver a alguien más como a él, aún después de todo lo que hizo... Aún después de esto.

No hay palabras en el mundo para describir lo que se sintió escuchar de su boca y su voz qué no quería regresar, qué hace un tiempo había contactado con Violet y qué ahora viviría con ella. Que yo había confundido las cosas, porqué él no quería volver a una relación conmigo.

Y todo esto, un día después de haberme follado hasta el cansancio.

«Hijo de perra»

Así como no hay palabras para describir lo que se sintió recibir el rechazo cargado de una gran dosis de traición y humillación, tampoco las hay para describir con exactitud la rabia que me quema el pecho, el estómago, la garganta, y hasta los ojos cada dos por tres.

Siento que me ha rasgado el pecho, que no ha hecho más que jugar conmigo, mentirme, maniplularme y utilizarme a su antojo.

Porque sí, al final la usada fuí yo, y justo eso es lo que más me enoja.

Quiero golpearlo, escupirle el rostro y soltar sobre él todo lo que tengo atorado en la garganta desde hace dos días, sin embargo; no puedo. Me cuesta una enormidad, y el dolor me doblega cada que me hago la idea de verle el rostro.

Lo ví. Lo ví sentado con ella a un lado, sin mostrarse incómodo en ningún momento, y sentí que el mundo se me venía encima mientras él miraba el espectáculo sin dejar de burlarse de mi idiotez, por creerlo solo todo este año.

Todo fué una farsa, un vil juego de entretenimiento para el maldito infeliz. Todo lo que me ha dicho en el último año, lo que ha hecho y como se ha mostrado conmigo y la inexistente relación sentimental que tenemos. Buscaba sólo saciar el deseo que con su novia lejos, no podía, y como mi idiotez con él crece al mismo nivel que un edificio, caí.

Me fuí al vacío con los ojos cerrados, sin casco, sin saber que me esperaba abajo, y todas las veces que quiso.

Es un mentiroso de mierda.

Por supuesto que la infidelidad de Hansel es una artimaña total, una que sacó para desviar la atención, cuando Hansel quiso, talvez advertirme...

No obstante, ese maldito idiota es la segunda persona que justo ahora, más detesto, pues; sabía perfectamente lo que pasaba, y no me lo dijo, se atrevió a mirarme a la cara sin vergüenza alguna, teniendo muy presente que Damián estaba engañandome.

Sin embargo y aunque mi enojo por ello sigue latente, entiendo que no lo haya hecho, ya qué; de no ser por lo obvio que fué el maldito embaucador la última vez que estuvimos juntos, nadie, ni siquiera Hansel, sabría que hemos estado haciendo eso muchas veces en el último año.

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