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Ámbar.

Antes de poder hacerlo yo, es Hansel quien procesa primero lo que sucede y esta vez son mis pies los que se plantan al piso como sí raíces fuertes se envolvieran en ellos al tiempo que mi corazón palpita de tal forma que siento por un segundo que me romperá el pecho. El pelinegro aún en su desconcierto se mueve rápido hacia la camilla dónde Damián respira mal, y los doctores tratan de ayudarle.

Ha quitado ya los ojos de mí y los abre y cierra al compás de sus labios en busca de oxígeno quizá.

A Hansel los enfermeros no le dejan continuar y por ello empuja a uno de ellos, llamando entonces la atención de Street que se le planta en frente pidiéndole que se regrese. El roce que ya tuvieron le impide a Hansel contradecirlo, y se vuelve sin dejar de mirar a su amigo en lo que el doctor lo escolta a pasos rápidos también.

Agitado nos pide que salgamos, que no podemos estar dentro y en el pasillo se hace a un lado también para dejar entrar a más enfermeros, estos vienen con camillas y equipos portátil.

—¿Que sucedió? ¿Cuando despertó?—Hansel se desespera nervioso.—¿Por qué no nos llamaste?

—No tengo tiempo para tí.—aclara haciendo ademán de irse al ver que yo ni pestañeo en su dirección.

Pero viendo que se marcha sin responder a Hansel, me obligo a salir de mi trance y pedirle respuesta yo misma:

—¿Cómo está?—es lo que me sale en un susurro casi sin voz.

Aunque está ansioso por volver, sabe lo mismo que yo, y es que allá adentro hay más personal.

—Despertó en la madrugada.—me dice y mi mirada se cristaliza.—Llevo horas tratando de comunicarme con ustedes.—asegura antes de que yo pueda reprocharle la forma en que nos estamos enterando... Pero ni siquiera sé sí traigo mi teléfono conmigo por lo qué no puedo ni siquiera poner en duda lo que dice.—Despertó desorientado y sin memoria, así que procedí a hacer mi trabajo cuando ninguno de los dos me contestó.—Toma un poco de aire y se desabotona el botón bajo la corbata que le rodea el cuello.—Le hicimos un grupo de estudios necesarios y tenía un par de horas dormido, pero hace menos de diez minutos la alarma sonó; no sabemos porqué la desestabilización.

Sin mencionar nada más se ve obligado a darnos la espalda cuando el personal vuelve a salir de la habitación, esta vez con Damián inconsciente en la camilla. Él se les une haciéndose espacio al lado y nosotros tratamos de alcancerle varios pasos más atrás, pero cuando se meten al ascensor de emergencia nos es imposible alcanzarlos.

Y no sabemos que pasa, lo único que en la siguiente hora nos dicen es que está bien, y que el doctor está ocupado. Nos mantienen en una sala de espera con las misma noticias hasta que el doctor finalmente nos da la cara y refiriéndose únicamente a mí, pide que le siga a su consultorio.

Hansel me espera en el mismo pasillo cuando yo me adentro y me siento frente al médico que lo único que hace es explicarme un poco lo que arrojan los nuevos estudios, lo que prácticamente no es nada novedoso. Las complicaciones no le han permitido del todo buscar alguna secuela profunda, ya que  superficialmente todo parece estar en orden a excepción de la perdida de memoria que se ha alargado desde que despertó.

Señala la razón de haberlo sacado de su habitación entre tanto ajetreo, como un ataque de ansiedad producto de la misma confusión de haberse encontrado sin recuerdos, y el cual parecía haber estado comprometiendo el ritmo cardíaco.

Mil razones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora