«regalo»

272 49 42
                                    

—Ella ya no me quiere, eso lo sé. No hace falta que mientas—susurró con la mano del castaño contra la suya. Se sentía bien, jodidamente bien tenerlo a tan corta distancia. En su cama. Después de tres años—. Ni siquiera mi madre me quiere—siguió, soltando una risita forzada al final.

—No es así, solo que...

—Piensa que soy un monstruo. Y mi madre sabe que lo soy. No podría evitar verme y recordar lo que él le hizo, aunque no me parezca en nada, soy producto de aquella violación, y lo sé muy bien, Ezra—se giró, quedando de costado y observando al ojiazul. La cama era estrecha, y se encontraban tan cerca que podía sentir su respiración en la mejilla. Le agradaba, era indescriptible la paz que se apoderaba de él cuando lo tenía tan cerca.

—Ellas te quieren, no importa qué.

—Te diré una cosa, angel. Nadie en este mundo nunca me quiso—un dedo se deslizó por el rostro del mayor, quitando de la frente un mechón de cabello—. Mi abuela me crió porque era su responsabilidad, porque sentía que se lo debía a May, quién tampoco me quería porque... Vamos, ¿quién podría querer a alguien como yo? Jared me aborrece, Carolina siente pena por mí. Simon me odiaba, y Tim me teme; ahora él me respeta, y siente devoción por mí, pero no es lo mismo. Gala hace lo que Él dice, e intenta persuadirme para cumplir sus caprichos. Solo soy su marioneta.

—Demian—intentó intervenir, sintiéndose mal por aquellos pensamientos negativos que rondaban su cabeza. Solo quería apropiarse de ellos y hacerle saber que no era cierto, y si lo era, no importaba, lo tenia a él.

—Y mi padre... Soy el hijo de la bestia. Soy un peón en su juego, y él es tan... Tan majestuoso, tan perfecto y yo, pues yo soy yo. Cuando haya cumplido con mi deber, ¿que será de mi?—hizo una pausa y observó con deseo los labios finos y rojizos del contrario—. Sé que tú te haces la misma pregunta, ¿no es así? Qué será de ti una vez que me hayas derrotado.

Ezra desvío su mirada, pero el menor lo obligó a observarlo.

—El problema es qué tú nunca quisiste eso. No querías la misión para hacerme pedazos, nunca lo quisiste, y sé que si pudieras volver el tiempo atrás...

—La tomaría nuevamente, Demian. No para asesinarte, ni para persuadirte. Volvería a conocerte, y a verte crecer. Volvería a desobedecer a Dios solo para... ¿qué es lo que estoy diciendo?—las palabras salían atropelladas, y se sentía anestesiado. El ojo izquierdo del rizado completamente negro, y él, perdido ante su encanto, ante el calor de su tacto y la suavidad de su voz.

—Eres el único que me quiere, Ezra. Él único que... Puede verme, como soy en realidad. No me juzgas por mis actos, ni por mi pasado. Me ves, y me permites verte también—la mano viajó por su cuello hasta la nuca del ángel, aferrándose a los cabellos más cortos, jalandolos con suavidad—. Y lo que veo... No puedo decir que me sorprende, pero diablos... angel, aún no puedo creer que te atrevas a desobedecer a tu creador para verme tan solo unas horas.

Era extraña la forma en la que su corazón parecía tan puro y sincero cuando estaba con él, cuando se limitaba a decir lo que realmente sentía, lo que pensaba.

—Tú puedes cambiar—decretó, acortando la distancia—. No tienes que tentarme, ni tampoco intentar corromperme. Mi alma le pertenece a mi Señor, y siempre lo supiste.

—¿Por qué intentas engañarte? Sabes que tú siempre fuiste mío. Desde el comienzo, y hasta final lo serás.

El castaño tragó audiblemente cuando lo vió acercarse mucho más, cuando la respiración húmeda le golpeó el rostro. Un dedo fino en su labio inferior y un dolor dificil de ignorar en su estómago.

AntichristWhere stories live. Discover now