Capítulo 22

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—¿Qué opinas de esta cuna, querida? —me pregunta Effie, mientras desliza la revista sobre la mesa—. Es preciosa, ¿no lo crees?

Alzo la mirada, y veo la gran sonrisa que tiene en la cara.

—Créeme que estoy buscando lo mejor de lo mejor del Capitolio —dice con orgullo—. No es por nada, pero aquí en el doce venden puras baratijas.

Dejo caer la mano sobre la revista, y ella se sobresalta ante mi brusco movimiento.

—Effie... —comienzo, intentando no perder la poca paciencia que aún me queda—. ¿Cuántas veces tengo que decirte que no estoy embarazada?

—Lo sé, pero es mejor que vayamos planeando todo para la llegada del bebé.

Creo que el mayor error que ha cometido Haymitch, es haberle contado a Effie que Peeta y yo estamos intentando tener un bebé. Por supuesto que eso hizo que se esfumara su enojo por no haberle contado que nos íbamos a casar. Pero ahora tengo que lidiar con el hecho de que ella esté hablando a cada rato de bebés.

—No lo creo —respondo, intentando ocultar mi fastidio—, ni siquiera sé si puedo tener hijos.

Ella se me queda viendo con atención, y cierra la revista.

—Sé que probablemente hablar de bebés no es lo tuyo, Katniss—entrelaza sus dedos, y apoya con delicadeza las manos sobre la mesa—. Lo menos que quiero es que te tomes mal mi comentario, pero... En realidad no pareces muy entusiasmada con todo esto.

—¿Por qué lo estaría? —intento restarle importancia al asunto dándole un sorbo a la humeante taza de chocolate caliente.

Ella frunce el ceño.

—Bueno... Estamos hablando de un bebé.

—Que todavía no existe.

—Pero lo hará, querida.

—¿Sabes algo? —me altero—. Estoy harta de hablar de bebés. Sólo quiero que dejemos de hablar de eso por un momento.

No sé qué es lo que ella percibe en mi tono de voz, pero es evidente que no le ha agradado para nada.

—Escucha, Katniss —comienza, con una extraña tranquilidad—. Seguro vas a enfadarte conmigo, pero tengo que preguntártelo —la miro frunciendo el ceño—. Tú... ¿Realmente quieres tener hijos?

—He accedido tener uno.

Ella asiente con la cabeza, y aprieta los labios. Como si estuviera buscando las palabras indicadas.

—Lo sé, pero... ¿Eso es lo que realmente quieres?

Hago hacia atrás la silla y me levanto.

—Debo irme Effie, gracias por haberme invitado a desayunar.

Recojo los trastes que he usado y los llevo al fregadero.

—Katniss —me llama.

—¿Qué? —suelto un suspiro, y evito voltear a verla.

—Te hice una pregunta.

Intento distraerme lavando los platos, pero mi enojo incrementa al escuchar los tacones de Effie acercarse.

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