Festival nocturno

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Las palabras que Jotaro expresaba abiertamente eran sus deseos de renunciar tan pronto como pudiera pero tras hablar con Miku, quizás podría quedarse un poco más. Al menos para prevenir que no vuelva a tener ideas estúpidas como el hecho de sentirse inferior.

El joven Kujo fue una vez más al departamento de las quintillizas para enseñarles. Claro, fue bien recibido por cuatro de las cuales ya se incluía Miku pero tal como Nino lo había declarado desde el primer día, no lo aceptaría en ningún momento.

Todo pasó con normalidad, exceptuando el hecho de que Nino intentaba hacer todo lo posible para sabotear las tutorías de Jojo como convencer a Yotsuba de ir ayudar con el club de basket; recordarle a Ichika de su trabajo y persuadir a Itsuki de ir a una tienda de dulces en oferta.

La noche llegó y él se dispuso a regresar a casa, sin embargo, había olvidado su billetera y por endez tuvo que volver para recuperarla. Lamentablemente, al entrar, se había topado con Nino saliendo de bañarse, la cual no pudo distinguirlo por su mala vista.

Lo verdaderamente importante fue el hecho de que ella, creyendo que el chico era su hermana, reveló el motivo de su desdén por el tutor. Y aunque Jotaro solo la escuchaba evitando que ella lo reconociera para no armar un escándalo. Pudo entenderla. Pudo comprender que ella no era mala chica, sino todo lo contrario, solo buscaba proteger a sus demás hermanas.

En una de sus rabietas, ella golpeó accidentalmente un estante en las cuales, habían libros que perdieron el equilibrio y amenazaron con caer.

Por su parte, Jotaro detuvo el tiempo, regresó los libros a su lugar evitando que Nino se lastimara y se marchó del apartamento, como si su estadía en dicho lugar jamás hubiese ocurrido.

Además de haber recuperado su billetera, había logrado comprender los motivos de Nino. Aún así, era una perra escandalosa.

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Era una linda tarde en domingo la cual estaba bastante pacífica. Jotaro disfrutaba de la tranquilidad que había en su día libre sino fuera por la llegada de su mejor amigo a su casa.

Tras saludar a Holy, Kakyoin fue a la habitación de Jotaro, quien se encontraba acostado en su cama mirando su teléfono.

—¡Hola, Jotaro! —saludó el pelirrojo levantando la mano.

El azabache dejó su teléfono a un lado y miró de reojo a su amigo. Sin embargo, su respuesta no fue devolver el saludo.

—¿A qué viniste? —preguntó Kujo yendo directamente al grano.

—¿Oíste que hoy habrá un festival de fuegos artificiales esta noche? ¿Qué tal si vamos? —sugirió con una sonrisa amigable.

—Aunque me niegue, tú vas a seguir insistiendo, ¿verdad? —Jotaro respondió tras dejar escapar un ligero suspiro.

—Exactamente.

—Yare yare daze...

Ya en la noche, ambos amigos se encontraban deambulando por el festival repleto de puestos de comida y distintos juegos. Tanto Kakyoin como Jotaro, vestían de ropas casuales. Con la única excepción que Jojo llevaba su gorra consigo mismo, pues era una posesión preciada para él.

Aunque Jotaro se mantuviera con un rostro inexpresivo y serio, disfrutaba el festival y más en compañía de su mejor amigo. Después de haber pasado por un estresante viaje de más de cincuenta días, no venía mal el hecho de relajarse yendo a divertirse en el lugar.

Sin embargo, esa noche de diversión se vio arruinada cuando escuchó su apellido siendo pronunciado por una voz chillona y alegre.

—¡Kujo-san!

Un tutor muy serioWhere stories live. Discover now